Estimado Moncho:
Cuando no encuentro algo en la Wikipedia me voy directamente a Los Simpson. De esta consulta, de la que siempre salgo mucho más listo, más pesimista y más escéptico pero también más sonriente, deduzco que la Educación en España está mucho peor que lo que dice el informe Pisa, ese que con una erre en medio pudiera acercarse más a la realidad. En los Simpson hay varios capítulos en los que a los alumnos del colegio de primaria de Springfield les hacen unas pruebas de evaluación para uso de instituciones que yo me imagino federales o estatales o, en cualquier caso, públicas. Pues bien, en todas estas evaluaciones, a los alumnos que son torpes, vagos, malotes o tontos de resignación, se los llevan lejos para que no contaminen los resultados con sus respuestas desastrosas. Bart, Nelson, Jimbo y los otros abusones, o Ralph, el hijo tontón del Jefe de policía, no participarán en el examen, con la complicidad de los directivos escolares, que los semisecuestran y alejan furtivamente de las aulas con triquiñuelas de dibujos animados para dibujos animados. No voy a contar el episodio pero la conclusión que saco es que, dado que nosotros copiamos todo lo malo de la USA (con unos años de retraso, eso sí, y si no véanse los monologuistas trágicos, los tatuajes en la sopa, los paseadores de perros a tiempo completo, los créditos universitarios, los másteres ferolíticos, los complejos vitamínicos…) y dado que lo que sale en los Simpson es la destilación de lo que ocurre en aquella sociedad multi-pluriforme, los exámenes Pisa que se habrán hecho en España también habrán prescindido de los alumnos menos sapientes de los colegios. El problema es que hay demasiados alumnos en España que han pasado de curso pero no han estudiado en su vida y no se les puede llevar a todos de excursión a Madrid a ver el Museo Naval mientras sus cuatro esforzados compañeros completan la prueba de evaluación para el Estudio Inclinado de Pisa. Por eso salimos en los primeros lugares del ranking de ineducados y en los últimos de preparados académicos para hacer cohetes, y aparecen los chicos españoles como los más catetos del barrio global europeo. Después, en los responsables de la Educación para la ciudadanía de los reinos de taifas, todo es confusión, comparación con Kazajistán y fútbol. Para solucionar su futuro y dado que la escuela no les ha enseñado nada, los jóvenes más espabilados en la cucaña se afilian a las nuevas generaciones de los partidos políticos o sindicatos. El que menos conocimiento tenía de matemáticas puede llegar a ministro de cultura y, como no sabe sumar, le coloca veinticinco años a un lustro; y como no ha leído un libro de poesía en su vida dice que la poetisa más importante de estos veinte o treinta últimos lustros del Siglo de Oro ha sido Gloria Fuertes: “un globo, dos globos, tres lobos, la luna es un bobo que se me escapó, etc”. El Informe Pisa morena, Pisa con garbo, se ha quedado corto y este problema de la baja calidad educativa española ya se venía haciendo “viral” y “bacterial” desde hace unos decenios de más de doceavos años y pico.
Atentamente,
Lázaro Isadán