Estimado Moncho
Entendí, algún día que tuve ingenuidad, que el PRESOE había renunciado al marxismo en un Congreso Extraordinario allá por 1979, pero escuchando los argumentos de los presoistas afectos a Pedro en la defensa de la modificación del delito de sedición, en este momento tan oportuno, tan necesario para la buena marcha de nuestra vida diaria, he caído en la cuenta de que ese partido de marras ha vuelto al Marxismo y se ha adherido además al Ozorismo. He escuchado a Patxi López en una radio diciendo que en la redacción del proyecto de ley para la eliminación del delito de sedición, malditos roedores, en lugar de decir “derogación” se debería decir “europeización”, que es lo mismo que decir lo siguiente: “en este contexto actual, referente a la situación intrínsecamente postponible de la implementación de los resortes que nos indiquen cuál puede ser la mejor postura allende la del misionero para ponerse a joderle la marrana a la lógica y la paciencia a los tontos, nosotros bla, bla, bla”. Esta última parte del discurso pertenece a los principios ideológicos ozorísticos a los que se ha adherido este PRESOE monclovita madrileñista, (iluminado por un dios hecho carne de Emidio Tucci), estudiados y ratificados en el último congreso confederal del partido de la rosa y el roso, tomando como punto de partida en las discusiones congresuales las Obras Completas, tomo VIII, de Mariano Ozores, que dios lo tenga en su gloria, filósofo crítico de la gnoseología de la política como actividad gaseosa con niebla cerrada. Como ese argumento de López “el Bueno” fue difícilmente digerido por nosotros, los estómagos rumiantes que dejamos este país sin una brizna de hierba, pasó a utilizar otro argumento, este sí por fin de una contundencia propia de un golpe de tomahawk sobre la cabeza de un iraquí desprevenido, pero también basado en el mismo principio ozorista faeminista y cansadista: “con esta europeización del delito de sedición logramos que los catalanes sean más guapos, si cabe, vivan mejor (los que ya lo hacían), y no se lleven el balón para casa cuando estamos echando una pachanga en el campo de futbito”. Y fue raro porque esta explicación tampoco fue bien recibida por los parvos que andamos por ahí intentando sobrevivir a la catástrofe, la gran mayoría de españoles que no maman de la gran ubre subvencionadora.
Como no hay dos sin tres, el incansable Portavoz de su Amo pronunció el último sermón de la montaña, este sí ya irrefutable para ateos, agnósticos, descreídos y demás ralea sin conciencia ética que pueblan este país de catetos que no comulgamos con ruedas de molino ni hostias: con la derogación, perdón europeización, del delito de sedición, nos ponemos a la vanguardia de la carrera por la recuperación de la honorabilidad en la política: a partir de ahora el Honorable Presidente de la Generalitat no volverá a tener miedo a la oscuridad porque según el señor Pattachi López el actual artículo del código penal adolece de claridad, es decir, se puede considerar oscuro, ya que se puede confundir el tal delito con ese otro asunto tan parabólico de mear en la calle con contumacia, castigado con varias horas de calabozo y copiar doscientas veces “no se debe orinar contra las paredes, que salpica”. Y no nos ha quedado más remedio que rendirnos con armas y bagajes ante argumento tan contundente, nosotros no somos inmunes al humorismo de calidad, al ingenio llevado a la excelsitud, a la risa como método para prevenir enfermedades mentales, depresiones y lobanillos. Nos gustaba horrores el “Un, Dos, Tres”
Si con la reforma del delito de sedición los jefes del PRESOE habían incluido en sus principios fundamentales el humorismo hecho farfolla o viceversa, con la reforma del delito de malversación han vuelto a sus orígenes preconciliares incluyendo al marxismo de nuevo como fundamento ideológico, una regeneración que se veía necesaria en estos tiempos convulsos en los que nadie se aclara sobre la paternidad, hay caballos salvajes que no quieren bridas, Zeppo, Groucho, Chico, Harpo, los caballos de Ben Hur. La justificación para el lavado y engrase de ese delito es que no se puede castigar tan duramente a gentes que, siendo cargos públicos, malversando de día y de noche, no se han lucrado personalmente con el objeto de su malversación. No es lo mismo un malversador desde las covachuelas del poder público que un ladrón de gallinas. Aquí, y ahora, un inciso: pido perdón a estas pobres gallinas, tan manoseadas por los ejemplarizantes cronólogos, tan violadas por los gallos machistas, que están hechas unos zorros de tanto que las ponemos como paradigma de objetos del deseo. Sigamos: no es lo mismo malversar unos milloncejos de euros que robar una gallina con ánimo de lucro, esto último mucho más grave, donde va a parar. Pero ¿y si el ladronzuelo se come la gallina en pepitoria? Entonces el hurto se convierte en gula y el castigo ya no es de este mundo sino del Otro, es pecado capital que no tiene perdón inmediato a no ser con indulto de clérigo asambleario en confesonario del consejo de ministros. Así pues, se ve necesario que aquellos que no se quedan con el objeto de sus malversaciones, los huevos de oro de la pobre gallina, quizá porque no les hace falta ser más ricos por sus buenos emolumentos que mantienen en vigor años y años gracias a esos tejemanejes que otros llamarían malversación, se vean favorecidos en la reforma de dirección única hacia la impunidad de ese delito tan poco europeo, más bien oriental. En China a los políticos corruptos les pegan un tiro en la nuca, qué bárbaros, qué insondable es el pensamiento chinés lleno de agujeros negros sanguinolentos y qué sofisticada la tortura china de fiambrera. Menos mal que no hay que homologar el Código Penal español con los códigos orientales, tan solo con los europeos, porque nos quedaríamos sin probos representantes del Pueblo y sus familiares cercanos… Pero ya se sabe que el Partido Comunista chino es maoísta y, qué duda cabe, para nada es tan gracioso como el Partido Marxista que tenemos aquí y que nos gobierna con tanto humor desde el Camarote de la Moncloa.
Atentamente,
Lázaro Isadán
1 comentario en “Cartas desde Lababia (21 de noviembre de 2022)”
Aquí Toño con su habitual ironía nos sigue dando un buen plato de palabras. ?