Estimado Moncho:
“Bribón: Dícese del haragán, dado a la briba. Pícaro, bellaco.” (Diccionario de la RAE)
La semanita ha sido de aúpa, casi no me da tiempo a recuperarme de las noticias que le cambian la vida a un país, que le dan la vuelta como a un calzoncillo: el regreso del rey santo de tierra de infieles y el festival de Eurovisión. Un tertuliano de la emisora filial de “Radio Cielo en la Tierra” ha dicho que los españoles tenemos el derecho a que el rey emérito vuelva a España. Es bueno que los derechos de los españoles aumenten en progresión aritmética porque a mí me estaba dando la impresión de que disminuían en progresión geométrica, pero en esto, como en otras muchas cosas, estaba equivocado. Tengo un derecho nuevo, yo, que jamás fui zurdo. El regreso del rey emérito para ver a su familia, a la que adora, será vía Sanjenjo, san Xenxo para los amigos paletos del pibe. Allí la tripulación del Bribón lo está esperando para poder ganar el campeonato mundial de veleros de seis metros de envergadura, todo salido de una sesión del Marqués de Sade, porque ya me dirá usted, cuál va a ser la contribución de un hombre con esa desenvoltura a la buena singladura de un velero. Si la ley de Arquímedes es cierta, cosa que dudo, habrá marejada en la ría. La solución para que queden segundos en el torneo va a ser colgar una zanahoria del palo mayor, o un billete de quinientos. Volarán sobre las olas.
El otro acontecimiento cósmico que ha redondeado el montón de estiércol ha sido el festival de Eurovisión. El Washington Post, el Financial Times, y otros periódicos de escasa importancia han recogido la noticia de que una señorita de glúteos generosos ha quedado tercera en dicho evento mundial. La lástima es que había guerra en Ucrania y los jurados se han dejado seducir por los sufrimientos de la población de aquel país desdichado, porque si no hubiese quedado segunda, que siempre es una victoria apabullante. Incluso se barajó la posibilidad de que desde Moncloa se hubiese pedido a Putin un alto el fuego temporal para que las votaciones no estuviesen contaminadas. Ahora, gracias a dios, la canción ganadora se ha convertido en todo un himno patriótico que cantan con fruición los soldados que defienden su país. Yo les recomendaría, si quieren ganar esta guerra asesina, que les pongan unos altavoces dirigidos a las tropas rusas, que se rendirán incondicionalmente una vez que hayan escuchado el engendro más de dos veces.
La idea es que nuestra canción de la señorita Chanel numero 3 sea también adoptada por nuestro huérfano himno nacional tan necesitado de ardor patriótico y poético de calidad, no como lo del plasta de José María Pemán que no era moderno ni nada, porque la letra dice, más o menos, lo siguiente:
“Llegó la mami
La reina, la dura, una Bugatti
El mundo tá loco con este body
Si tengo un problema, no es monetary
Les vuelvo loquito; a todos los daddie;
Voy siempre primera, nunca secondary
Apena hago doom, doom con mi boom, boom
Y le tengo dando zoom, zoom on my yummy
Y no se confundan, señora; y señore;
Yo siempre estoy ready; romper cadera, romper corazones
Solo existe una, no hay imitacione; (na, na)
Y si aún no me creen pue me toca mostrárselo
Take a video, watch it slow mo, mo, mo, mo, mo (yeah)
Booty hypnotic, make you want more, more, more, more, more
Voy a bajarlo hasta el suelo-lo-lo-lo-lo (yeah)
If the way I shake it to this dembow (to this …)” etc.
Quizá no haya tiempo de prepararse para cantarla el día de la final de la Copa de Europa de Paris. Que esa es otro vértice del triángulo púbico lleno de ladillas en el que se ha convertido lo importante en este país.
Atentamente,
Lázaro Isadán