Estimado Moncho:
El presidente Vicente ha tenido la brillante idea de pedir la opinión sobre la posición española frente a la guerra en Ucrania a los antiguos y ya obsoletos expresidentes Videntes de nuestra Patria común y masticada. “No confundas Patria y Estado, me dijo el diablo cuando yo soñaba con un país libre de tontos”. Voy a trascribir las respuestas dadas por los expresidentes videntes a las consultas del titular actual, el consultor de asesores Sánchez Paz:
El expresidente Don Tancredo le ha dicho con toda contundencia que lo que tiene que hacer es no hacer nada, permanecer quieto subido en un taburete, esperando la embestida del oso ruso que, a no ser que vaya pasado de vodka y de viagra, no embestirá el bulto español y pasará de largo hacia la Historia, cayendo al mar.
El expresidente Asnar Virútez le ha hecho seguir la siguiente reflexión: “si nosotros entramos como un elefante en una cacharrería en Irak para gastarnos los cuartos que no tenemos y la paciencia del pueblo que nos amaba a mí y a mi esposa, tengo que decirle, amor mía, que Putin tiene razón, porque indudablemente y sin lugar a dudas, en Ucrania hay armas de destrucción masiva que amenazan la estabilidad inestable del pueblo ruso, osos bailarines aparte. Hay que mandar tropas de la División Azul pero para ayudar al mangante”.
El expresidente Pamplinas González ha dicho que, de entrada, estar en la OTAN no soluciona nada y que más vale que con nuestra idiosincrasia a todas luces infructuosamente tenida en cuenta en los foros internacionales en donde se toman las decisiones que no deciden nada, más allá de lo que se puede decidir un buen día a la altura del retrete en el que se ha acabado el papel higiénico, lo mejor es decidir en consecuencia si comerse el asador, ¿lo comieron?, no señor, era un caso de conciencia.
El expresidente Zapatero Prodigioso le ha dicho, sin temor a equivocarse, por infalibilidad cutánea, que lo que tiene que hacer es encargar una mesa y unas sillas cómodas a un buen carpintero, que ya trae él unas direcciones en su agenda, para sentarse en una conferencia de desarme para la alianza de las civilizaciones que se puedan desarmar, para poder discutir el desarme sin más armas que la diplomacia y el amor entre los Pueblos indígenas y criollos del mundo que no pasan hambre de comida pero sí de cena, a veces.
El presidente actual, dado el cariz que están tomando los acontecimientos, se acoge a estas declaraciones como uno se acoge debajo de un paraguas cuando llueve: ha quedado plenamente satisfecho de los consejos dados por sus excolegas y ha alabado tanto su rumbosidad como su sinceridad y experiencias previas en asuntos de tanta enjundia. Como esfuerzo especial para dar una respuesta coherente y sensata a la agresión rusa sobre la pobre Ucrania y los pobres ucranianos, ha solicitado también la opinión de otro expresidente, el señor Puch de Monde, actualmente viviendo panza arriba por los Flandes Unidos. Su respuesta, traducida deprisa y corriendo del inglés macarrónico por lo que puede adolecer de cierta carencia de literalidad, ha sido la siguiente: “Desde Waterloo, lugar de la derrota definitiva de Napoleón, imperialista corso que había intentado avasallar al dulce pueblo ruso y que había salido con el rabo entre las piernas de aquel invierno no apto para espíritus sensibles, tengo que decir que el Estado español debe abstenerse de iniciar cualquier acción que pueda poner en peligro los derechos inalienables de las naciones históricas a darse a sí mismas una realidad política autóctona más allá de minorías o mayorías que tendrán siempre, en ejercicio de los principios de Patria o Muerte, el derecho a decidir. Visca el Barça de Guardiola, no nos moverán”.
Como puede usted observar, estimado Moncho, es muy difícil no estar de acuerdo con todas y cada una de las opiniones referidas. La clarividencia siempre ha sido una virtud de nuestros mandatarios actuales y pasados: Que Dios nos proteja a nosotros y a los ucranianos!
Atentamente
Lázaro Isadán