Estimado Moncho:
El señor Montgomery Burns de los Simpson ya gobierna las Eléctricas nacionales pero me gustaría saber en qué otras oscuras manitas de cerdo están estas multinacionales para que no tengan ya ni siquiera el pudor de robar a escondidas aquello que es de todos, con el único afán de verse satisfechas en su voracidad imparable. Hay animales a los que hay que graduar la ración porque si les das toda la comida que pueden tragar acaban reventando. Así son estas Eléctricas, nunca se conformarán con lo que tienen y han tenido a mano, aquello que le han quitado a muchas gentes a cambio de un saquito de monedas de plata que sirvieron para que muchas almas se pudrieran en el Infierno. Muchos pantanos, muchos embalses, muchos terrenos comunales ventilados, proceden de tiempos oscuros y actuales en los que las expropiaciones forzosas se hacían con los antidisturbios y el agua de la inundación en las puertas de las casas. El progreso necesita víctimas y mucha gente pensó de buena fe que si se quiere tener luz en una bombilla hay que ceder parte de lo que es bien común o particular. Estaban de acuerdo, algo a cambio de algo. Pero todo ese patrimonio acabó en manos de los mayores tiburones insaciables con traje de seda que se pueda imaginar, con la aquiescencia y la cooperación necesaria de nuestros honrados gobernantes, peces piloto que acababan sus siestas en el sillón anatómico de un consejo de administración. Tajadas pequeñas, caspa relamida en la piel de los escualos. Los favores, la Mafia Energética siempre los paga y siempre los cobra, las más de las veces por adelantado. Han sido capaces de vaciar embalses con el único afán de aprovechar los altos precios de la electricidad y lucrarse un poco más, aun a costa de dejar esquilmado el caudal ecológico o el caudal razonable. Si de ellos dependiera todos los que riegan o beben pueden irse a Marruecos, nosotros tenemos el Don Perignon que da gustito en la garganta. Mientras tanto los gobernantes, expeditivos, incoan un expediente informativo. Es lo suyo, el papeleo infinito: pronto todo quedará en agua de borrajas que será la que tengamos para beber y lavarnos o pescar una trucha dentro de una katiuska. Y aun se quejan algunos, qué desfachatez de la gente corriente y moliente, que nunca está contenta con nada, todo el mundo sabe que el agua de borrajas es muy sana y adelgaza. Ya lloverá y, si no llueve, bajará el recibo de la funeraria.
Atentamente,
Lázaro Isadán