Estimado Moncho:
Después de recorrer con cierta apatía las noticias escritas y radiofonadas de hoy, esas que serán pronto arrastradas a los rincones de la desmemoria por los vendavales de la actualidad de mañana, he decidido recabar firmas entre mis conocidos (seis) y allegados ( cinco y Judas) para presentar una iniciativa popular en el Congreso de Los Diputados, de manera que se cambie ya de una vez para siempre el día de la fiesta nacional de España y de la Constitución Española, y pasen ambas a celebrarse en un macrobotellón con pinchos oficiales (los canapés con mayonesas tricolores y los palillos, mástiles afilados) y con el desfile de los rebaños de la Mesta por las calles de Madrid, el día 28 de Diciembre, antes conocido como Día de Los Santos Inocentes. Más allá de llevar a cuestas un mamarracho de papel colgado de la espalda, lo que llevaremos colgado del cuello de la camisa será a unos mamarrachos de carne y hueso y BOE, que se columpian por los pasillos de la Alta Administración, enseñándonos, con el vaivén de sus vientos, las flores marchitas de sus entrepiernas, puro Fragonard. El espectáculo nos hará apretar las mascarillas para evitar el hedor, y miraremos hacia otro lado. Si la Justicia, la decencia y el mínimo pudor exigible por unas normas sociales acordadas con el contrato social se han ido al garete, simularemos que somos inocentes y no sabíamos nada. Todos somos inocentes: el PP es, según algunos voceadores en nómina, inocente de financiarse como la Mafia; los jueces son inocentes porque son los que juzgan a los culpables de robar gallinas; los del PSOE son inocentes de ser una gran agencia de colocación de consortes, amigos, amiguetes y amiguitas; los de Podemos son inocentes de fanatismo analfabeto de izquierda, intransigencia y colegueo con dictaduras asesinas; los de Vox son inocentes de deseos liberticidas insatisfechos y masturbatorios; los nacionalistas vascos son inocentes de nazismo y conchabeo con asesinos; los nacionalistas catalanes de xenofobia y de robar con las tres orejas y el rabo. El alcalde de Ourense es inocente de egolatría psicopática y de carencia de la más mínima educación (la educación física no vale, jefe); el PP de Ourense es inocente de descaro y cinismo corruptos; el PSOE de Ourense es inocente de merendar en el mismo mantel cagado que el PP; los tránsfugas son inocentes de transfugismo de billetera; el Bloque es inocente de mear pilas en la capilla de Castelao, rezar mucho y no dar golpe; y el resto de oposición es inocente de ser poco inocente.
Así que dado que somos todos inocentes de desidia, pasotismo, resignación estúpida y votos al sol, hagámonos bromas pesadas unos a otros todo el año, dejemos que las frutas se pudran en el árbol y saquemos a pasear los mata suegras, si es que aun queda alguna viva después del covid. Vaya inocentada nos espera en diciembre, si prospera mi iniciativa, querido Moncho.
Atentamente,
Lázaro Isadán