CARTAS DESDE LABABIA
Estimado Moncho:
Auria Televisión nunca me defrauda. Es como si “El amigo invisible” hubiese querido llegar con antelación. O “El enemigo visible”, no es para tanto, soy muy un condescendiente en estas fechas, señaladas en el calendario con cometas celestiales azules y rosas.
Lo último que me ha deleitado ha sido el programa reportaje sobre el encendido de las luces de navidad en la plaza mayor de Ourense. Antes de encenderlas, el señor alcalde nos ha dirigido un inflamado discurso en el que, a veces, a él también se le soltaba la risa, se ve que el hombre tampoco es tan serio como parecía hace dos años. Ha mezclado las churras con las merinas y se le ha saltado el botón nuclear de la pretina. En un determinado momento he pasado miedo pánico. ¿Caerán todos los presentes fulminados por un humito en forma de hongo? De buena me he librado al quedarme en casa.
Detalle importante, por lo actual, ha sido el hacernos saber que las bombillas (lámparas) son Led: otro alivio para mi humilde persona, ahora que estamos en plena juerga para la salvación del inminente desastre de este planeta mundial. Durante quince días; después toda la basura se nos caerá encima y cada uno a lo suyo, poluciona que algo queda. Si se es tan ecologista ¿no sería mejor NO encender todo este arsenal luminiscente y, por ejemplo, espabilar un poco las llamas de las velas del departamento de urbanismo, que es un desastre de oscurantismo e inepcia? A ver si se va a enterar Aznar y nos bombardea las centrales hidroeléctricas del Sil. Que se ande con cuidado el señor Regidor, mire cómo acabó Sadam Hussein, colgando de una grúa por el cuello.
El detalle tierno lo pusieron las dos niñas que estaban encargadas de apretar el botón. Ellas miraban para todas partes a ver por dónde podían escapar. Tuvieron que ayudarlas, cogiéndoles las manitas, porque se resistían a provocar la destrucción masiva. Los niños tienen un séptimo sentido, que van perdiendo con la edad, pero fueron incapaces de resistirse a la fuerza bruta, pobrecitas. Se me soltaron unas lágrimas. La coral palmera que acompañaba al alcalde-músico cantaba “…Ay del chiquirritín”, villancico redundante.
Por fin parieron los Montes de Júpiter y salió un precioso ratón de luces coloreadas por nuestra ilusión y buena fe. El público presente no cabía en sí de gozo, qué apoteosis de luz, qué espectáculo fototécnico. Algunos se tanteaban las manos para aplaudir, porque no se veía gran cosa.
Todo esto me recordó a aquellos dibujos animados del Coyote y el Correcaminos, en el que el pobre coyote tiene una idea luminosa en forma de bombilla encima de la cabeza y cuando aprieta el detonador del TNT siempre recibe él un bombazo, mientras el pájaro recalcitrante sale ileso. Lo que no puedo decir es quién es el Correcaminos en esta fantasía mía. Del Coyote no tengo duda.
Un detalle que me ha dejado muy tranquilo es saber que el botón de inicio de la Navidad en Ourense es una copia exacta del que lleva un asesor de Trump en el llamado maletín nuclear, diseñado por Walt Disney. Como eso me parece buena señal, para celebrarlo, me como un trozo de turrón de Jijona, sin la dentadura postiza.
Felices Fiestas.
Atentamente,
Lázaro Isadán