Estimado Moncho:
Es bien cierto que la vida imita al arte. Cuando observo el acontecer de ese partido político de extraña adscripción que es Podemos se me va la idea al famoso cuadro de Manet, “Almuerzo en la hierba” en el que hay cuatro personajes, dos vestidos y dos desnudas, que parecen gozar de lo que podía ser una plácida sobremesa campestre. El cesto de las viandas permanece desordenado y abandonado en un primer plano, mientras un apacible ambiente natural, frondoso y cálido envuelve la escena. Diré más, si Manet hubiese estudiado un poco más de psicología, al estilo de su coetáneo Flaubert, hubiese pintado solo dos personajes, uno vestido y otra desnuda.
Siguiendo con las comparaciones artísticas, tan denostadas pero tan prestigiosas, situaría el caso de Ciudadanos en otro cuadro del mismo Manet, para que no se enfade nadie: la “Olympia”, una impúdica cortesana que coloca una mano ocultando el pubis, dejando una pulsera, una gargantilla y unas chinelas como única vestimenta, ofreciendo a la vista del espectador su apetitoso y nacarado cuerpo desnudo. Al mismo tiempo una doncella negra le acerca un ramo de flores, indudablemente obsequio de algún admirador oculto, rendido a las delicias de las que ya habrá disfrutado o aun pretende disfrutar; un ambiguo gato nos observa desde los pies de la cama, y ese oscuro animal no parece muy de fiar. Siempre me imaginé, observando este cuadro, que la señora en cuestión, una vez que sus encantos hubiesen disminuido por efectos de la edad, dedicaría sus afanes a la honrosa ocupación de prestar dinero con usura, actividad muy bien vista cuando se practica entre la misa de once y el rosario de las seis.
Respecto a los otros partidos que por ahí andan, hay también muchas lecciones posibles que se pueden extraer del mundo artístico. Se me viene a la cabeza por ejemplo “El éxtasis de Santa Teresa”, escultura de Bernini, para describir lo que parece sentir a veces el partido socialista, personificado en el cuerpo cimbreante de su presidente camino de unas declaraciones públicas. O “La tentación de San Antonio”, de Salvador Dalí, cuando se me aparece el principal partido popular de la oposición, Almanzor tocando el tambor en Calatañazor.
Ni que decir tiene que a los partidos nacionalistas catalanes que centrifugan todos en un bombo de lavadora cargado hasta los topes de ropa sucia, los adivino en casi cualquier cuadro del Bosco, pero de preferir hoy alguno me quedaría, por supuesto, con “La Nave de los Locos”.
En fin, aunque todas las comparaciones son odiosas para muchos, no hay nada nuevo bajo el sol y todo lo que puede parecer novedad está ya a buen recaudo en algún museo de prestigio, de esos que hay que visitar de vez en cuando; incluido el Arqueológico de Lababia, repleto de restos de la Edad del Plomo.
Atentamente,
Lázaro Isadán