(Homenaje a Augusto Monterroso)
D. Quijote y Alvise trotaban y hablaban. A lo lejos vieron una silueta humana y cuatro animales que parecían dinosaurios (uno grande y tres pequeños).
La silueta humana dormía profundamente y los dinosaurios también.
D. Quijote: Ese es Pedro Sánchez.
Alvise: – sí, y lo vamos a encerrar en una bonita cárcel.
Cuando pasaron al lado de los durmientes P. Sánchez se despertó y vió con horror que el único dinosaurio que existía antes, se había multiplicado por cuatro.
Aparecieron de repente miles de ardillas y comenzaron a dirigir a los dinosaurios.
A lo lejos comenzó a verse una gran cárcel. Los dinosaurios obligaron a caminar a P. Sánchez hacia ella y el vértigo y el horror lo envolvieron.
Las ardillas no paraban de reírse.
Todo fue un sueño dentro de un sueño, pero cuando de verdad el presidente despertó, el único dinosaurio que antes estaba allí, se había multiplicado por cuatro.
Desde ese momento todo fue distinto.
D.Quijote y Alvise siguieron su camino y dejaron al terrible presidente con su gran pesadilla.
Y la silueta de estos dos caballeros va desapareciendo poco a poco en el horizonte.
Mientras trotan hacia el centro de Europa, dijo D.Quijote: -y ahora qué. Ahora vamos a cambiar España, esta gran nación llena de buenas gentes, contestó una ardilla.