¡Muy bueno! El arte incomprendido
Una borrachera de arte (Pablo Ordaz en EL PAÍS) Le ordenaron que limpiara la planta baja del museo, y eso fue, exactamente, lo que ella hizo, recoger toda aquella inmundicia —botellas vacías de champán tiradas por el suelo, cajetillas de tabaco, confeti pisoteado y hasta una de esas viejas bolas de espejos— y dejar aquella sala espaciosa del Museion, el museo de arte moderno de Bolzano, como los chorros del oro. El disgusto llegó después.