
“Morder el polvo” (Capítulo 3)
CAPÍTULO 3 Harruson Ford sintió un cosquilleo en su falo de titanio y pizarra de Valdeorras de fama acreditada entre las mujeres empresarias de la tercera edad que buscaban sexo duro (y tan duro), y la ternura apocalíptica que solo los tipos duros como él sabían transmitir. Se acercó a la mesa en que el nadador invernal argentino disputaba una partida de ajedrez con un Fisher lejano. Una ojeada rápida al tablero y