
Hay que ser imbécil
Yo no sé quien carallo pinta en la piedra de fachadas ajenas (¡a mí plim! si es la suya o la pared de su habitación, pero si además es para pintar símbolos nazis y aún por encima asociándolos con determinado partido, lo que sí sé es que un imbécil de tomo y lomo, de muy señor mío, al que ojalá lo pudiese grabar alguien para hacerle pagar la limpieza de una, dos y mil fachadas