Estimado Moncho:
Hoy quería hablarle de esa tendencia imparable de las autoridades a molestarnos en cualquier lugar con asuntos absolutamente innecesarios. Usted sabe que yo soy un pasmón, peatón sin opinión, como Celso Emilio. Pero a veces me veo obligado, forzado como un galeote, a tomar las riendas de un automóvil. Pues bien, la última vez me vi agasajado por un control de la Benemérita Guardia Civil, que me dio el alto con una educación jesuítica,