LLEVAR EL QUESO AL AGUA
En mi casa hubo en un determinado momento un problema doméstico, valga la redundancia, que tenía que ver con cómo se cortaba el queso. No eran aun tiempos de queso cortado por esas máquinas de la sección de charcutería actual, que parecen quintaesencia de afilador de Luintra, con ese sonido sibilante de guillotina que pone los pelos de punta. No, eran quesos redondos y un poco aplastados como rueda, los que llegaban a casa,