NAVIDAD CONFISCADA
Aunque uno, es decir yo, es cada vez más escéptico, – no sé si en el escepticismo, al igual que en el ateísmo, aun caben ciertas gradaciones-, cuando llegan estas fechas de la Navidad que suelen caer por diciembre, por aquello de que se puede soplar la gaita con la nariz, me compro un décimo o dos de lotería nacional. Veinte o cuarenta euros del ala que le regalo al Estado y que, a