Que cada palo aguante su vela es una frase que ha dejado de tener razón de ser por dos motivos: que los barcos ahora no llevan más palo que la escoba del cocinero y la pata del capitán y que ahora ni dios asume sus responsabilidades si no es en la guillotina de algún juzgado. Los diputados del Pepé se dejaron colar un gol porno entre las piernas cuando, después de leerse “detenidamente” la propuesta de ley, votaron la reducción de penas de los etarras gracias a un subterfugio carcelario contable; y ahora los de Bildu dicen que se han equivocado, por suerte, votando a favor de los propietarios y en contra de los okupas sus amigos metiendo la desocupación exprés en un plazo muy inferior al que tarda el fontanero en venir a desatascarte el fregadero. Consecuencia: todos los profesionales de la inanidad a pedir perdón al Perdonódromo. Si cada palo aguantase su vela algunos de estos del Pepé y de Bildú deberían irse a su casa, los unos a estar mano sobre mano como siempre y los otros a estar pata sobre pata. Pero el palo y la vela que han quedado más maltrechos en estos días han sido los del Campeón Mazón, al que se le permite seguir gobernando después del desastre que tan mal gobernó durante el mismo desastre. Lo peor de algunos políticos es que creen que los ciudadanos son idiotas; y que, como Álvaro de la Iglesia, solo se mueren los tontos, y lo creen a pies juntillas; también creen que la memoria es una facultad de la inteligencia que se usa solo para acordarse de las citas con chicas monas que se tengan ese día. A dios rogando y con el Mazón dando, es el resumen de la situación. De este bulto sospechoso, que es como José María García denominaba a los árbitros de futbol, uno ya no espera nada bueno, pero lo que me llama más la atención es la falta de visión, vista y tacto de su jefe natural, el señor Feijóo que, desde que se ha quitado las gafas, además de estar más feo también está más ciego y más sordo. Ojalá se las vuelva a poner, las gafas, porque el castañazo que se va a dar contra la realidad va a ser morrocotudo y se le puede enderezar la nariz perdiendo definitivamente todo su sex-appeal electoral. Y el poco olfato que le quedaba. Los funcionarios de vocación no ven más allá de sus pólizas e impresos por duplicado y, si se olvidan las gafas en casa, se pierden para siempre en el laberinto de las circulares, las notificaciones, comunicaciones departamentales y dosieres internos, de donde ya non podrán salir jamás.
Lo próximo es oír decir a alguno de los señores de negro que se dedican a cazar extraterrestres que don Pedrito no conocía de nada a Ábalos. Alguien habría que después de oír esta afirmación creyera que los fantasmas existen, que los extraterrestres existen, que los españoles tenemos la culpa de los narcoasesinatos mexicanos y que Trump era mi abuela. “Neno”, me preguntaba un Málagavirgen en mi pueblo para hacerse el gracioso ante un niño estupefacto,”¿teu pai é miña tia?”. La respuesta está en el viento. Pedrito no conoce a Ábalos, pedro no conoce ni a dios, eso está en el Nuevo Testamento. Si hay fotos son producto del retoque cibernético y acabaremos votando en la taza de un váter. “Aldama, dama, de baja cuna y de alta cama, señora de su señor, amante de un vividor…”, canción de Cecilia, más o menos, que anda sonando por las esquinas, como sonaba el viejo organillo en las malas poesías.
Hablando de extraterrestres, el Pene Uve es un partido que ha venido a la Tierra Vasca en platillo volante antes de que este planeta hubiese sido poblado por gentes; después de los dinosaurios se hizo cristianodemócrata racista y se puso a rezar como loco y se olvidó de su religión original marciana. “Niño, ¿has hecho tus oraciones?, acuérdate de dar gracias a dios por ser dolicocéfalo”. El Páter dice en la homilía: “Robar no es pecado si se da limosna a los tuyos vascos con el producto acaparado al resto, al Presoe se le perdona todo porque son nuestro prójimo”. A la salida de la misa de once Pene Uve ha meado en la pila. El pene uve coloca la zanahoria delante del Burro Pepe y éste anhela dar un mordisco de bello sabor a caroteno puro y espera que Juan Ramón Jiménez le escriba la “Autobiografía después de Aznar y Yo”. El pene uve siempre cae de pie hasta el día en que se caiga de lado por culpa de la próstata, el Burro Pepe deje de mirar la zanahoria y los vascos se echen en manos de la ultraderecha, los Bildukoces. Después pedirá árnica al Papa para curar las magulladuras.
Me enteré, aunque no lo hubiese querido, porque así aparece en la portada de algunos digitales correveidiles, que entre “El Broncas” y el “Hormiga negra” se ha producido un duelo incruento a faca por culpa de los favores de un amado común que era campeón del mundo de motociclismo. La sangre no llegó al rio. Al parecer, poder entrevistar a un señor que gana campeonatos con una moto, es un asunto que concierne e interesa a mucha gente, el caso es estar alelado después de cenar. Fundamentalmente la cuestión es sacarle los dineros a los tontos, de una manera o de otra, o por lo menos es la conclusión que saco yo de todo este espectáculo. La entrevista, dicen que fue sustituida por un documental sobre la berrea del ciervo y encuentro que de todo este barullo es lo único coherente: La berrea, el berrinche, los ataques de cuernos y el festín sexual posterior del ganador más macho alfa. Pobre motorista.