LUNES.
Si hoy mismo hubiese, en esta gran Nación de naciones parvularias, un movimiento telúrico de magnitud sesenta y nueve y el mapa quedase inclinado hacia el otro lado y el Ebro naciese en Tortosa y desembocase en Fontibre, por esa misma manía del agua de correr hacia abajo, tendríamos por seguro que a los agricultores de Cantabria, de Castilla, de la Rioja, de Navarra, de Aragón, les faltaría agua para su regadíos y hasta para lavarse, porque los racistas que andan a vueltas con su racismo progresista les quitarían el agua que pasa por sus calles, porque el Ebro sería agua catalana como el Vichy catalán. Y el PSOE votaría a favor de que toda el agua del Ebro se quedase en Cataluña porque es una nación de naciones de chiringuitos con unas singularidades muy singulares y nada plurales y la sed de un catalán y la sed de una lechuga catalana es una sed singular endulzada por la gran alianza de civilizaciones del progreso que se demuestra andando hacia atrás, para escapar de los pobres, o de lado como un cáncer. En las democracias y en las dictaduras, los impuestos de la renta de las personas físicas son individuales, y los impuestos de sociedades son societarios. España, ente abstracto y plural, la nación de las farfollas, no hace la Declaración de la Renta; como mucho la hacen los pringados españoles, singulares individuos, que “así tomados de uno en uno son como polvo, no son nada, no son nada”. Si España, Nación y Matria, pagase impuestos, estaría en la lista de morosos de la Hacienda actual, que no es española ni atiende a los españoles, anda persiguiendo infractores: recaudar, inspeccionar, punir. España, nación de narices y de caraduras, no paga cuotas a la Seguridad Social. Si las pagase, seguramente tendría la cuenta embargada, porque como autónoma declarada tuvo problemas de liquidez, el rescate se lo pulieron los cucos y no pudo ingresar la cuota del mes. Jamás una Autonomía pagó impuestos, más bien los despilfarró. Y en la Alianza de Civilizaciones Progresistas de las izquierdas de parche en el ojo y garfio en la mano, los impuestos eran, hasta ayer mismo, un sistema para el reparto justo de la riqueza, el que parte y reparte se lleva la mejor parte y después viene el TC a autorizar el latrocinio de moja Magdalena de Proust y come. Hoy solo son el sistema para esquilmar a los menos ricos para favorecer a los mas ricos, principio general de la solidaridad fiscal actual progresista, que no progresiva. El continuado mamoneo mamandurria de PP y PSOE han permitido injusticias ya antiguas,–basadas en derechos de pernada medievales, de fueros visigodos y cráneos dolicocéfalos–, en el reparto de ese dinero que pagan a tocateja cada persona y cada sociedad mercantil; y de injusticias nuevas como las SICAV, las fundaciones y otras triquiñuelas. De aquellas aguas estos Fangos: y así, entre el cupo vasco y el copón catalán y la madre que nos parió, la igualdad de los españoles ante la Ley y ante los recaudadores cobradores del frac hace tiempo que se ha ido al carajal de los privilegios. El “Uno, Grande y Libre” hablaba catalán en la intimidad, adoraba al Movimiento Vasco de liberación nacional. El “Otro”, “AliBabá progresista”, vendía las bragas de su abuela por siete votos racistas y conseguía una nómina abundante para su familia, unos cuantos colegas y otros caraduras. Y los pajaritos se quedan preñados otra vez. Y lo singular ahora es bueno y lo plural son las sardinas de San Juan, que nadan en bancos a los que atacan los atunes.
MARTES
Con el verano me gasto mis ahorros escuálidos en comprar un mosquito al que alimentar en estas largas noches de insomnio roncado y de calor de fragua de Vulcano. Cuando emigra a sus charcas invernales, allá por el mes de septiembre, lo veo alejarse ahíto de mi sangre fúnebre, con la barriga tan llena que casi da pena verle intentar levantar el vuelo. Calculo que ente tigres y anofeles pierdo las dos terceras parte de mi fluido sanguíneo y a veces si fallo en un asalto erótico ya le tengo echado la culpa a que estoy flojo y anémico. Si existiesen las hadas madrinas para ciudadanos no subvencionados pediría que mi mosquito se convirtiese en cerdo y así, allá por el san martiño, poder sacrificarlo en una fiesta caníbal; después, con las viejas de mi pueblo al lado, hacer morcillas sabrosas de mi propia sangre.
MIÉRCOLES
“…Los otros, los partidistas del sobre al fin de mes, los partidarios, los fanáticos, los inseguros, los nominales de ideología y de nómina, callan como putas o argumentan en falso con el dolor interno y la hipocresía de la que comen, sabiendo que sus palabras se borran en el aire ominoso de noviembre y con ellas se borra su persona, su firma, su prestigio de calderilla.”
Este párrafo anterior es de hace veinticinco años, de un escritor que no hace falta identificar porque se identifica perfectamente, pero sirve para saber que aquí no cambia nada si no es para ir a peor. Y siempre, en medio de esta juerga, los dos animales en la cacharrería, el elefante republicano y la mula Francis progresista racista. Los dos grandes partidos nacionales españoles han hecho más daño que bien a esta casa común; su avaricia estulta e insaciable no ha dejado un espejo entero en la cristalería en la que estos dos mastodontes irresponsables y voraces no han dejado nada sin hacer añicos, desde la Constitución a la ética y la decencia, desde la convivencia entre contrarios a las tripas de la economía. Su sistema clientelar de favores, mordidas, engrases, titulaciones, mamoneos y extorsiones hamponas ha crecido tanto que ya no caben dentro de sus propias chaquetas por lo orondos que están. Ahora las chaquetas se les han roto por las costuras y de la guata salen a ver la luz unas excrecencias en forma de ultraderecha y de ultraizquierda, que también quieren llevarse una tajada de la gran sopa que pagan los españoles, sopa ya soporífera para los que miramos este gran banquete babilónico. Estamos más subvencionados y somos más dependientes y pobres que hace veinticinco años. Algún día, por todo el daño que han causado, se les debería poder juzgar por Alta Traición, a ellos y a sus sanguijuelas nacionalistas y retrógradas, caciques de su finca particular, terroristas, asesinos, racistas y paletos de taberna de puerto, con sus catecismos palurdos, sus santones de cabecera de cama de hierro y sus vírgenes milagreras, a los que rezan en los montes sagrados dónde convocan a sus fanáticos para darles cuerda y meterles las consignas por la boca, como a golems idiotizados por las pantallas, que no piensan ni quieren pensar y a los que estos rabinos iluminados hacen barrer las losas de sus sinagogas con la misma lengua de trapo con la que vienen de lamerles el culo.
JUEVES
La gente perdidamente enamorada suele perder la dignidad, contrata una orquesta de mariachis y la lleva a cantar narcocorridos a las dos de la madrugada delante de un edificio de cuarenta pisos (a lo alto) en el que vive el objeto de sus desvelos amatorios, que no se entera de nada porque ronca a pierna suelta al lado de su partenaire de ese día al que ha conocido en la puerta de un super de gasolinera. Los vecinos de las plantas bajas se acuerdan de Romeo, de Julieta y de los Capulettos de Veracruz. Indudablemente el Fiscal General del Estado era un hombre enamorado y anda con sus mariachis de un lado a otro intentando echar un polvo con su amor. Ahora quiere contratar el luminoso del Santiago Bernabéu para que se sepa que te quiero, Presidente.
Si hay una fiesta rachada en tu pueblo a la que van todos los vecinos y a ti no te invitan es que no te tienen en mucha consideración, que a los ojos de los organizadores no eres absolutamente nadie, perro de Ulises. A partir de ahí pueden ocurrir dos cosas, o bien que te importe un comino el asunto y entonces se entiende que tu desprecio por los demás ha sido la causa de la segregación; o que haya crujir y rechinar de dientes y te quedes en casa rumiando la venganza. Si el Rey de España es capaz de bajar a los vestuarios de la selección española de fútbol, sin que lo haya invitado el jefe de protocolo de la UEFA, a hacer el moñas tocándose la corona cuando se entera de algo que ya sabía, debería ser capaz de invitar a Feijóo a la conmemoración de los diez años de su reinado aunque sepa que se va a equivocar con los tenedores de las algas del segundo plato, majaderos. Parece que para ser invitado a la cuchipanda real había que tener una “vinculación constitucional reconocida” (ha afirmado la Casa Real y la Ficticia, que dios conserve muchos años), como sería el caso del exjuez, por prevaricación, Garzón y su esposa la fiscal revocada por el Supremo. Feijóo, en tanto no renueve el CGPJ a favor de los otros mangantes, no va a ir ni siquiera al chocolate de cumpleaños de la Infanta. La monarquía está en peligro: No hay peor enemigo que uno o dos resentidos patológicos desdeñados.
VIERNES
Este hombre al que le cortan el pelo con una motosierra ha venido a Madrid a no cortarse ni un pelo a la hora de poner a caer de un burro a nuestro ídolo con pies de fango. Tango y fango son palabras demasiado próximas fonéticamente para que no nos confundamos de vez en cuando. Catalina la Grande de Madrid le concede una medallita a la valentía pero fuera mejor que se la mandase a Buenos Aires por Seur y así nos evitábamos todo el cacareo (esto que yo escribo también lo es) de los que están a favor y los que están en contra de que se canonice a Milei. El Papa dice nones, su amiga Yolanda tacones, el Gobierno gorrones. Catalina la Grande trae a Milei porque no puede traer a Voltaire, al que no conoce de nada pero le suena, como Mbappé. Tal vez algún día condecore a Mbappé con la Orden de la Legión de Honor de la Cabra y los Siete Cabritos. Miguel Ángel, como Rasputín en la corte zarista, susurra al oído de la zarina remedios caseros para curar la rabia. Pero no funcionan a dosis tan escasas y la rabia se enquista.