Lunes
Pues ya está, se ha acabado la feria del cinco y ahora hay que esperar a la feria del diecinueve. Todo sigue igual, unos se llevan la vaca de vuelta a casa porque no han sabido, o no han querido, venderla (el amor es así) , y otros se han jugado a las chaplas el dinero de la venta de una pareja de marranas que han traído bien temprano, en el tractor renqueante, entre edredones de paja, y que nos miran, a los curiosos de la feria, con esos ojazos azules, con esas pestañas albinas que embelesan. Al final de la tarde hubo quién perdió la marranas y se quiso jugar la esposa pero nadie dio un duro por ella. Unos vuelven tristes a sus casas, sin marranas, sin dinero, medio borrachos, y aun les queda por pasar el otro trago de la bronca de la parienta. Hay ferias que es mejor no convocar. En la tómbola de los tomboleros hay puestos nuevos, un tal Alvise y su partenaire hacen el juego de la bolita y regalan una muñeca de goma a los que acierten por donde anda el coño de la Bernarda. Los de “antes” se revuelcan con los de “ahora” mientras esperan a que sus amos acaben de fornecer el negocio, a hurtadillas, entre dos tazas de vino de Benavente y un apretón de manos sucias y escupidas que se bajan a la cartera, al corazón y a la cartuchera. Se acaba la feria y hay que esperar a otra, quizá adelantada por coincidir en domingo. Los tratantes de burras ya se han ido. Los revendedores de melones hacen malabares con los más canijos. Los niños viciosos de caramelo son espantados con la misma varita que a las gallinas. Y mañana empieza el verano. Hay un burro amarrado a una llave que sostiene una puerta.
MARTES
Parece ser que hay votos limpios, votos sucios y votox. Los demócratas de boquilla de nácar, ejercientes a todas horas, en cualquier lugar y frente a cualquier enemigo de la democracia, van a votar con unos sobres relucientes, recién duchados, llenos de buenas intenciones y de palabras hermosas. Los demás, los imbéciles, votamos a cualquiera con unos sobres manchados de grasa de chorizo. Ya. Según algunos votadores fetén, los que han votado a Alvise, por ejemplo, son unos cretinos que no se merecen ni un saludo. Creer que uno es más inteligente, más guapo, más follador, más feministo, más rico en colesterol que otros, es el principio en el que se sustenta esta democracia de partidos tradicionales y nacionalistas encurtidos, partitocracia o el gobierno de los trepadores trepanadores. Yo, –que no veo mucho–, no veo ninguna diferencia entre un sujeto como Alvise y un sujeto como Sánchez, o un sujeto como Feijóo, un sujeto como Rufián, un sujeto como Ortúzar, un sujeto como Errejón. Siempre a la puerta del negocio, haga frio o haga calor, voceando la mercancía, las alfombras turcas, los remaches para ollas que jamás se despegan. Lo que veo es que de momento Alvise aun no ha metido la mano en mi bolsillo, no ha colocado a sus parientes, a los parientes de sus parientes y a los hijos del Alcalde, en ningún chollo de la Diputación con la tarde libre. Después dirán que la libertad y la democracia se conquistan día a día. Sí, es cierto, pero eso lo tenemos que hacer los mindundis, ellos están a lo que cae en la red de influencias, de clientes y de negocios del mamoneo, y si no que se lo pregunten a Pepiño y a Alonso, dos caras de la misma moneda de cemento que se han amalgamado en una coyunda para trajinar subvenciones y tener al mismo tiempo las manos libres para autosatisfacerse. No los veo intentando arreglarse el asunto de CGPJ que no suda un euro y que va por muy mal camino. Y después, los demócratas impolutos de factoría disney se echan las manos a la cabeza porque un profeta analfabeto haya sacado tantos votos como ellos que eran los profetas más analfabetos que antes arreaban ellos solos al rebaño de fieles que pastaba en los verdes valles del Edén de internet. A veces los borregos sodomizados se hartan de los pastores divinos y se echan en manos de Luzbel, que se los va a comer crudos. Toda la política nacional adquiere la forma de una égloga inmensa con rima asonante o simplemente con verso negro: los pastores oficiales mienten a través del BOE; los alumnos aventajados en las oposiciones a pastor mienten en los diarios de sesiones de las dos Cámaras; los aspirantes a recaudadores de grey estúpida mienten en YouTube y otras especies; y Súper López y Súper Sánchez se mienten a sí mismos, una y otra vez, se creen las mentiras, se olvidan de lo que mintieron y mienten todo lo contrario del día anterior. Depende, de qué depende, dice la canción de Jarabe de Palo:
“Que el blanco sea blanco
Que el negro sea negro
Que uno y uno sean dos
Como exactos son los números
Depende
Que aquí estamos de presta’o
Que el cielo esta nubla’o
Que uno nace y luego muere
Y este cuento se ha acaba’o
Depende
Depende ¿de qué depende?
De según como se mire, todo depende
Depende ¿de qué depende?
De según como se mire, todo depende…