DOMINGO
La gran madre de las inflaciones es la campaña electoral, preelectoral y embarazo in vitro. En la campaña, precampaña y empreñamiento, los políticos prometen tantas inversiones, inyecciones seminales y duchas de dineros que al ritmo que llevamos de elecciones erecciones hasta yo estaría forrado y con una barriga del siete prematuro o del nueve próximo a romper aguas. Pero no, la barriga que tengo es la de los desmoronamientos de los viejos caserones y mi fortuna es la de haberte conocido, mi amor. Y el dinero prometido se ha esfumado hacia otros lares y otros bolsos agradecidos. Sánchez en un pseudomitin en la Coruña, ha dicho que va a gastar quinientos millones de euros, que pondrá de su bolsillo, para que los muchachos aprendan más matemáticas y tengan más comprensión lectora en varios idiomas, excepto en el de signos ortográficos innecesarios. Al día siguiente de las elecciones la inflación galopante va a roer los quinientos millones al ritmo trotante de doscientos cincuenta millones al día. Al tercer día, ni hostias. Pero es que tampoco hace falta, porque ¿qué se va a hacer con doscientos cincuenta millones de euros para aumentar la capacidad de discernimiento de los muchachos? ¿Comprar libros?, ¿obligar a leerlos? No hay tiempo: internet y las redes de peixe social ocupan muchas horas y algo hay que dormir. En el Gobierno hay un partido político que se llama Sumar y no ha hecho otra cosa que dividir, así que la tarea es ímproba, si alguien llega a ministro y no sabe donde tiene las témporas y el culo, para qué se quiere entender el preámbulo de la ley de amnistía, si ni siquiera ha sido redactado en idioma conocido. Ellos piensan, es un decir, que preámbulo es lo que se hace antes de ponerse a correr la maratón alrededor del chalet… Bastaría una escisión no sangrienta del PSOE para que hubiese un partido de raíces cuadradas, o redondas, o de números primos, números cuñados, hermanas, esposas y la madre del cordero. Los chicos no es que no sepan leer, que no saben, es que les importa un número negativo. De ahí a entender lo que no leen hay muy poca distancia. Yo ya veo la pruebas de los próximos exámenes de la selectividad para la creación de futuros esclavos votarantes: análisis sintáctico de un discurso de María Jesús Montero, vicepresidenta, o de una traducción por inteligencia artificial de un párrafo del “Tractatus” de Wittgestein, a elegir. Y, como prueba eliminatoria para oposiciones al CIS, el despeje de la incógnita en la cuadratura del circulo polar Ártico vasco que cambia los signos una vez que se pasa de lado en la ecuación: lo que eran cruces sobre sepulturas ahora sólo son exponenciales negativos. Cosas de la aritmética.
LUNES
He vuelto a ver “Arde Misisipi”, la película de Alan Parker, y esta vez se me empezó a colar por la úlcera del estómago una idea mú mala: en los del Ku Klus Klan veía a los terroristas de ETA y los Sunamis; en los negros acoquinados y acobardados en guetos veía a los vascos y catalanes que no votaban nacionalismo; y en los blancos veía a los vascos y catalanes de raza pura y dieciséis apellidos de enjundia. Ni que decir tiene que esa élite blanca era grosera, inculta, soberbia, bestial y paradójicamente presuntuosa. Me empezó a doler el estómago así que no me acuerdo cómo acababa todo aquello. Me fui a la cama. Curas blancos, curas negros, entierros, ahorcamientos, linchamientos, y el FBI prestando la soga y pagando el café con donut, qué pesadilla tuve. Menos mal que después desperté en mi cama de toda la vida.
MARTES
Bueno, pues parece que El País acaba de despedir a Savater. Le estuvo bien, haberse ido antes. En mi pueblo había un niño que iba siempre detrás de su madre, trompolontrón. “Fidel”, le dijo la madre, “no quiero que vengas detrás de mi”. “Pues si no quieres que vaya detrás de ti, voy delante”. Pues eso. Que se preparen los otros disidentes de El País, los que no dan jabois al Presidente Stalin, porque los de la NKVD de la Moncloa van a ir a por ellos. Beria Bolaños está que se sube por las paredes o, lo que es lo mismo, anda con muy malas purgas.
VIERNES
Se empieza a poner difícil pensar ( uf ) a quién se va a votar en las elecciones al Parlamento gallego del 18F, que viene a ser el dieciocho de febrero: son todos tan buenos y honrados, -como Antonio Vargas Heredia apoyado en el quicio de la mancebía-, que los votarantes lo vamos a sudar, no queremos quedar mal con ninguno, no se nos vayan a traumar y tengan los coitados que repetir curso. Empiezo a pensar que las elecciones, las que sean, deberían hacerse todas en estas fechas próximas, o en pleno carnaval. El que más pronto se quite el disfraz el miércoles de ceniza, ese me va a ganar la voluntad y el voto gratuito, como gana mi voluntad la última que se quita el sujetador en un estrip tis de la nacional 525 antes del penúltimo gintonic. Si Uno, Grande y Libre es chofer de autobús urbano a tiempo parcial y motero rural de polo en polo lacoste a tiempo muerto, otro es recadero bufón de Pedrito III el cruel vestido como Falstaff de Orson Welles y los caballeros de la cama redonda; si una es amiga de los chicos de la gasolina y va llena de lamparones como la estatua de la Libertad guiando al Pueblo, con una teta minúscula a la remanguillé, otra trabaja la navaja y el longueirón en la mesa del restaurante sindical, buffet libre, “coma todo lo que quiera por cinco euros”. Son disfraces sofisticados, alejados de los que nos gustan a los simples como yo: aquellos tradicionales de payaso asesino, de espidermán atómico eólico, de caco con camisa de rayas y bola con cadena, de hada madrina y padrina, de Barbie transgénica convertida en Kent en bata de moaré, de peliqueiro, de felón, de arzobispo, de escornabois o de pantalla Tresdé. Dudo a quién habré de botar.
SABADO
Xavi, el entrenador de la escuadra y el cartabón, se ha cansado de que el Barcelona pierda como nunca al ajedrez y ha anunciado que se va del Barça. Al final, en ese barco, que hace agua en el mar y aguas sobre los socios, no van a quedar más que las ratas y los pobres galeotes en calzón corto, encadenados al duro banco por contratos hipertrofiados de euros que se van todos a los michelines, como el chocolate. A ver si acaban jugando contra el Juventut infantil y empatan algo sin necesidad de comprar a los árbitros.