Con esta ola de calor han llegado, además de las temperaturas febriles, otros acompañantes que creíamos muertos o desaparecidos: ha venido un deseo inmediato de matar al prójimo; un deseo de sentirte en otro lugar a las afueras de ninguna parte; unas ganas inmensas de beber y no tener que ir a mear; la intención de dejar la maleta tirada en la cuneta y de seguir a través de la noche hasta el motel de hielo en la carretera. Esta ola de calor de la que no se puede hablar porque es una horterada de la primera cadena de la televisión, con reporteros de Barrio Sésamo sudando como gatas sobre el techo de zinc, ha hecho que los hombres ladremos como caniches y las mujeres sean sudorosas troncas de pan con zeta. Nunca hasta ahora había visto las llamas saliendo a través de la lengua sin necesidad de abrir la boca, entiendo a los dragones. La ciudad me ha parecido una enorme caja de caudales, cerrada por dentro con las llaves blandas olvidadas en la boca de una rata de alcantarilla. Los árboles se rebelan contra el suelo, los animales dejan de ejercer de augures, los profetas han caído de la columna sin sombrilla que los sostenía. Todo parece excremento. Ya no hacemos caso ni a Dios. Colgado por mis acufenos, que han aumentado el ruido, con la rueda del volumen del audífono a toda máquina, soy incapaz de pararme en una esquina a oler la bencina pornográfica del autobús de las dos y cuarto. Se me ha derretido el bolsillo, no siento las manos, desde mi sexo al pie derecho hay una distancia próxima a alfa centauros, cien aurus de vellón. Desde dentro de esta caja en la que saltamos los ratones, bailando sobre la chapa al rojo vivo en la que también amaestran a los osos caucásicos para que bailen contigo, y las ranas se cuecen en vino como huesos de melocotón, dejando las venas colgadas por fuera de la piel verde, por el ojo de la cerradura miro un sol inclementino del Éxodo, parecido a la zarza ardiente causa de todos los incendios, un sol de épocas anteriores al Pangea, anteriores al nacimiento de la sombra. No puedo ni siquiera dormir en esta ola.