He visto de golpe y porrazo dos series británicas de Netflix, -ya sé, ya sé, no se me apuren que aun estoy por aquí para hacer testamento-, y después de pasar un par de días de desintoxicación puedo decir un par de cosas, una por día: No me acuerdo en absoluto de qué trataba el argumento, había tal maraña de acontecimientos intrascendentes que todo el batiburrillo me recordaba a un patio de colegio de párvulos en los que todos juegan con todos sin reflexión posible. Por lo demás resumo lo siguiente: Todos los ingleses tienen unos coches bastante potentes y lujosos; los cinco ingleses guapos son los protagonistas y el resto son los otros, británicos en general; los personajes principales son siempre los mismos: dos negros, un hindú, una mujer muy inteligente, un hombre completamente estúpido, una lesbiana mujer, un homosexual hombre que se sabe que lo es porque lo confiesa él, una mujer trastornada que va a su bola, dos lesbianas, un policía corrupto, un político corrupto que conoce al policía corrupto y tiene relaciones con la mafia londinense, tres lesbianas, un filósofo que no hace nada más que filosofar, un dentista con un ático; muchos viven en las afueras en unas urbanizaciones de lujo, siempre llueve en los parabrisas, conducen por la izquierda, los jóvenes se pasan con el alcohol y otras drogas; nadie se ríe nunca, todos son muy serios y reflexivos, algunos rayan en la psicopatía; hay cámaras de vigilancia en los w.c, las grabaciones de las cámaras de seguridad se pueden piratear; todos beben vino, todos beben güisqui; los jóvenes o son unos completos idiotas o unos superdotados asociales; todo el mundo tiene algo que ocultar de su pasado, todos se han acostado con todas y viceversa, el único hombre honrado es un completo inútil; el lumpen es de la familia, hay un perro y otro perro, los despachos tienen las paredes de cristal pero están insonorizados, nadie cuenta una sola verdad, no hay suegras, abuelas, ni tías.
Los embarazos son reales, duran nueve meses, vemos la concepción, la gestación y el desenlace, con las ecografías a su debido tiempo. Hay escaleras al segundo piso en todas las casas, unas escaleras parecidas a las de Norman Bates. No hay humor inglés. Hay ejemplares de cada una de las razas de la tierra y además un francés con acento de la Martinica o de más lejos y no suele salir intelectualmente bien parado.
Se pasan nueve o diez horas mareando la perdiz boreal o el zorro ártico pero no los cazan a caballo con el traje de Johnnie Walker, que era lo que yo conocía de Inglaterra. La trama que interesa se podía resumir en quince minutos si el argumento fuese lineal. Como es circular cada historieta podía a su vez crear otra serie con nueve o diez horas de oscuridad total, es el jardín inglés de los senderos que se bifurcan. La música de suspense está muy bien utilizada para crear el único suspense que existe, el de la música. Te puedes dormir durante tres capítulos -algo así como seis semanas- y no has perdido gran cosa, reenganchas perfectamente. No sé si ya he dicho que los coches circulan por la izquierda, como en Australia. Por lo demás lo que se cuenta es muy parecido a lo que me pasa a mí a diario.