Estaba hecho. Al menos eso creíamos nosotros. Pero se ve que hoy la lógica está de huelga. No hay quien entienda a la parte que nos llega para negociar hace un mes. Resulta que se entusiasman, son cuatro socios, entre 35 y 45 años, que se complementan, pues uno es hostelero, otro es organizador de eventos musicales de la mayor importancia en la provincia de Ourense (a excepción del alcalde, claro, que le pega duro a eso de las orquestas), el tercer varón está metido en el mundo del arte, nada fácil pero no parece cortarse nada, y ella, única mujer, a la labor hostelera también. Cuatro jóvenes con ganas de tener un Café cultural como elcercano, donde hacer mas o menos lo que venimos haciendo ya desde hace tiempo, aunque con las energías propias de los años perfectos para trabajar. El caso es que los números estaban más o menos pactados, las gestiones con la propiedad solicitadas por los posibles compradores hechas y cumplidas las expectativas. De repente, un ataque por la espalda sorprende a la negociación, y parece ser cólico de riñón en quien lleva la voz cantante. La voz dejo un día de responder a un par de mensajes, pensando yo que por razón de que la enfermedad seguía castigando al susodicho, hasta que pregunté a alguien cercano por él para saber, porque saber es importante, y me informó que ya había jugado con él al padel. ¡Coño, y yo preocupado por su salud! Ya no comprendí nada de la falta de respuestas a mis avisos. Algo escondía, pues. Y, por supuesto, di por rota la confianza. Pero disgustado. Porque la gente no da la cara. Un mes y medio perdido, mareando la perdiz y molestando a mi patrona. Pero se ve que es así como negocian ahora. Sinceramente, pienso que la palabra y dar la cara se complementan y hace de las personas, gente de fiar. Ahora a volver a empezar, la vida es lucha, y lo que no vamos a hacer es regalar un lugar mágico que tanto nos costó construir a cualquiera que se presenta con cantos de sirena que se vuelven decepcionantes por como suenan al final. A seguir, que tampoco se ha muerto nadie ni nos ha invadido la enfermedad. Lamento no tener diez años menos para poder estar con la fuerza de situar elcercano donde merece, con un plan superior que nos llevaría a una historia mayor; pero la edad es la que tengo y por eso, y porque a mi socia Paloma le queda justo un año para su jubilación, es por lo que seguiremos ofreciendo elcercano a quien tenga buen ojo y gusto, que lo llegue a valorar en el punto justo que lo podemos soltar, y que alguno se sorprendería de los números bajos que manejamos; la cuestión también es saber las normas sociales del que quiere estas ventajas de normas mercantiles ad hoc y plausibles. Otro golpe más, y son ciento, pero curten y ya no duelen como antes. Además, sin duda, es mejor que te decepcionen a decepcionar, al menos para mí. ¡Y qué bonito es elcercano, carallo!