¡Qué buena es la película sobre Bob Dylan que se puede ver actualmente en el cine! Al menos, a mí me encantó. Claro está que no resulta difícil de encantar a quien es seguidor de la música del de Minnesota. Por cierto, un tipo bastante raro, Dylan, pero auténtico, y con un talento y carisma que únicamente puede igualársele el grandísimo Leonard Cohen. La resaca de la película me llevó hoy a ver nuevamente el documental de hace unos años que sobre Dylan hizo Martin Scorsese, y a leer sus canciones que, por otro lado, no son letras para un premio Nobel. Para letras las del Fedón de Platón que nos cuenta la muerte del gran Sócrates, quien a los setenta años fue condenado por la corte suprema de Atenas a tomarse la cicuta por los cargos que le atribuyeron; pudo eludirla pero no lo hizo, pues nadie sabe si la muerte es el peor de los males o, en realidad, el bien supremo. Sócrates prefería morir que comprometer los principios de toda una vida. Además si morir es un viaje a una tierra habitada por grandes hombres como Homero, estaría encantado de conversar con ellos. Un fin de semana con estos ingredientes, además de jugar al baloncesto con un nieto y festejar una comida familiar, el remate ha sido el partido de fútbol de Atlético de Madrid con el Barcelona, equipos que siempre nos divierten cuando juegan entre ellos. Y a esperar la semana que viene en elcercano con lo que nos llegue, que siempre será bueno mientras haya salud y no haya gilipollas alrededor.