Resulta que hoy, antes de bajar la persiana del día, leo dos noticias que revelan la fotografía real de Ourense respecto a la dinamización de la cultura, pero que bien podía reproducirse en cualquier otro punto de nuestra geografía gallega, y no sé bien si también más allá de nuestra tierra. Porque cierra el Mur, una nave-local donde una pareja con grandes simpatías trataron por todos los medios dar marcha cultural a nuestra ciudad organizando eventos y exponiendo arte de forma marginal como el nombre mismo, MUR MARXINAL, lo indicaba. Deduzco del comunicado (Terminam as festas e con elas temina tamén o Mur Marxinal…) un reproche por falta de apoyo de público fiel que sostuviese la propia empresa. Leyendo hoy los lamentos de tanta gente, me pregunto cómo no se pudo sostener, y es que una cosa son estos lamentos post cierres y otra muy distinta la realidad del día a día. Cinco años y final; vete tú a saber si, entre otras cosas, porque alguna gente que antes había pasado por elcercano y se marchó hacia el MUR, posteriormente se haya pasado a otra cosa nueva, cosa que no me extrañaría, pues la gente busca y busca pero no encuentra o no se compromete lo suficiente. Y que conste que mejor solo que mal acompañados, aunque esa soledad, a veces, nos aboque a ese cierre total.
Pero estaba en estas cuando veo la entrada del delegado de la Xunta, con reportaje fotográfico, donde textualmente decía: Na Delegación Territorial reuninme coa directiva do @liceodeourense, encabezada polo seu presidente, Javier Casares, na que lles transmitín o apoio da #xuntadegalicia e a cooperación activa con esta institución centenaria, co fin de posibilitar que todo o tecido cultural e social que xira en torno a esta entidade se manteña e poidan seguir a desenvolver o seu traballo as entidades que alí teñen acollida. Y me da pena que sigamos con las mismas armas de antaño, subvencionando a según quien les parezca las autoridades políticas que por lo general no acuden a un acto por su cuenta ni que los maten.
De las dos situaciones la reflexión es que esto da pena, porque o te metes en esta política de chupar fondos públicos por un papel que te das y dan los que quieren que siga así la dinámica de captar la cultura y hacerla propia; o, de lo contrario, a luchar hasta el hastío por aguantar la competencia desleal, a la que no le basta con el desarrollo cultural directo de las Instituciones Públicas y su insana ideología del gratis total (que no es tal porque nos toca a todos pagar el favor) sino también a la que hacen a través de agentes culturales, al estilo de los agentes sociales que procura el gobierno cuando trata de vender una burra coja a sus gobernados. Está claro que o cierras, como el Mur cuando no te asiste la teta pública, o sobrevives de la mano de papá Estado, Xunta o Administración que sea, so pena de tragarte toda tu libertad e independencia. Un dilema. Seguimos como estábamos cuando creamos elcercano con la vista puesta en un futuro distinto, donde el ejemplo nuestro se contagiara al mundillo cultural, pero ¡imposible!, la gente no quiere pagar y no se interroga sobre la ética del sostenimiento cultural a base de dinero público. ¡A la mierda! Al menos cuando no vamos a la mierda nos quedará siempre la belleza de una estampa simple pero fina, sencilla pero elegante, cual muestra la fotografía.