Cuán importante era este último aviso para que la comanda no tuviese duda y con ella cambio de plato. Oído… siempre importante sentido que en muchos casos de la actual modernidad perdió la mejor aplicación de su función, la de escuchar para poderse comunicar con los demás y ayudar a entenderse. Sí, aplicamos a los oídos el sonido mejor con los sony o samsung o cualquier otro dispositivo que nos aísla hasta en la calle, cuando no en el mismo comedor compartido con familia o amistades. ¡Uf, qué pena! Así no extraña nada la siguiente reflexión del filósofo Byung-Chul Han: «En el futuro habrá, posiblemente, una profesión que se llamará oyente. A cambio de pago, el oyente escuchará a otro atendiendo a lo que dice. Acudiremos al oyente porque, a parte de él, apenas quedará nadie más que nos escuche», que se puede leer en “La Sociedad del Cansancio”.
Sin embargo, hay también quienes escuchan finamente a través no solo de los oídos sino con el corazón. Son, por ejemplo, algunos mecenas con los que contamos en elcercano y que cuando menos lo esperamos nos sorprenden con un extraordinario regalo. Y nos es que apoyen económicamente con generosidad impensable en estos tiempos sino que, además, lo hacen de tal manera que te anima a pelear más precisamente por ellos. Grandes estos amigos con los que contamos.