Hasta 103 me informó Nacho Rivera que había contado hoy en su carrera por el Paseo de las Ninfas. Cuando me informó yo no las había contado pero sí había hecho una fotografía de la zona al llamarme la atención la cantidad de ellas. La cuestión no está en que a uno le guste más o menos este tipo de turismo sino que se apropien de un espacio pensado para aparcamiento y que no dejan sitio para ello, encontrándonos los turismos aparcados en la carretera. Tampoco la cosa sería más grave sino fuera porque la llevamos denunciando años y años, sin que se haya corregido un ápice sino por lo contrario se ha aumentado, cual seguidismo de la teoría de la ventana rota. La cabaña quemada y el parking tomado indica una dejadez por hacer bien las cosas que hartan el civismo que nos debemos procurar a nosotros mismo para cierto bienestar. Pero si son tan incapaces para resolver el problema, unámonos al menos al fenómeno campista y cambiemos el uso de este espacio por el de camping de roulottes y cobremos las estancias para poder obtener algún beneficio. Es un escándalo que porque pocos lo vemos no importa demasiado, pero está ahí, a la vista de cualquiera.
Sobre el concierto de AKIKO mejor no escribir porque por mucha sinestesia que haya es imposible escucharla como lo hicimos el viernes los asistentes en elcercano. Pero sí tengo que decir una vez más que fue posible tener a la artista japonesa de la escena neoyorkina gracias a que apareció un mecenas que nos ayudó de manera importante. Es la magia de nuestro espacio, que siempre cuenta con algún apoyo cercano, muy cercano, que nos compensa cierta falta de interés o escaso compromiso con la cultura que hay que pagar, y no mangonear de lo público. Gracias, mecenas querido, por habernos ayudado a traer a Akiko y su banda.