Bueno, pues es de justicia reconocer lo que algunos hacen desde nuestra patria ourensana, que conste que no soy nada chauvinista pero puestos a hacer de España una nación de naciones pues por qué no reinvindicar patria o nación ourensana, y si me apuran nación de la avenida de la Habana o Cardenal Quevedo, o cualquier otra calle o plaza, incluso lugar como elcercano, a estilo Ikea. Toca reconocer o simplemente hacerse eco de cosas buenas que calladamente hacen algunas personas que bajo su nombre propio o nombre comercial, jurídico o incluso en parte eufemístico, desarrollan con constancia y tenacidad su actividad u obra.
Es el caso de la Plantación, creada por Elisa, una mujer que la primera vez que me hablaron de ella me hicieron ver que era un poco rara; y claro que lo es, pero no en el sentido que ma hicieron ver en ese primer momento, sino en el que responde a implicarse en una acción que solo el tiempo y mucha dedicación puede devolverle eficaz respuesta. Elisa es ayudada convenientemente por otra persona que es profesor en la Failde, que como tal es apreciado y no me cabe duda que aporta mucho plantando ideas, contacctos y lo que sea, sea Armando. La Plantación sorprende por la oferta que hace de talleres importantes de varios días o fin de semana en una casa rural, pero importantes desde el punto de vista de los personajes invitados a dirigir esos cursos o talleres, que no son cualquier cosa, como es el caso del siguiente que ya anuncian por redes, Víctor Erice. Importantes también por el coste, cantidades que no puede pagar cualquiera pero sí cualquiera que tenga gran interés, porque tampoco arruinan la vida futura de un estudiante, por ejemplo, que puede compensar ese esfuerzo económico con un esfuerzo laboral de una semana. Querer es poder, y hay siempre fórmulas. El problema, a veces, es que nos acostumbran a la gratuidad desde el aparato público y llegamos a creer que nada cuesta porque nacer es suficiente para que el Estado te provea; nada se piensa sobre el sudor de la frente y esas cosas pasadas de moda en esta era de la falta de inteligencia humana y sobranza de inteligencia artificial fraudulenta (habrá que leer el último libro de Harari para conocer mejor las trampas que vienen al respecto. Pues a la Plantación un aplauso largo y sostenido porque además no consta ningún tipo de subvención pública, o mordida cultural espuria.
Otro caso de talento es el de Juan Tallón. Lo tiene para escribir e imaginar tramas. Lo tenía apartado por razones personales, es lo malo de conocer a alguien personal y superficialmente, coincidir con su gesto gris, pero el otro día fue tanta la gente que acudió a su presentación en TAnco que me persuadí a mí mismo para volver a leerlo y compré “El mejor del mundo”, su última novela. Lo leí el fin de semana con propina de lunes, y la verdad es que no me disgustó en absoluto, si bien no es “La ábrica de Canallas” de Chris Kraus (tocho recomendable) mantiene el interés por saber qué va a pasar en el capítulo siguiente. Tallón escribe bien y tiene quien le escriba para parecer que escribe todavía mejor, pero me ha gustado volver a él después de “Fin de poema” donde lo dejé. Un juego de realidades distintas en la identidad de un mismo hombre que no se sabe porque es otro, o mejor dicho es otra su vida irreconocible. Esperé un final más o menos explicativo pero me deja con un palmo de narices con su resolución de una puerta que va a abrir el protagonista cual electricidad detrás del apagón. La novela para los ourensanos tiene el atractivo de reconocer lugares comunes y personas conocidas con descripciones muy logradas cual con Yosi, o mejor todavía con el entrañable indigente Marcos Santiago. Como dije al principio, talento ourensano para reconocer.
A Marisa Marimón la traigo también aquí por méritos propios. Marisa no es ourensana de nacimiento, pero sí lleva casi toda su vida en nuestra ciudad, vida que en gran parte esta dedicada al arte. La Galería inaugura exposición en estos días, y desde luego hay que echarle mucha moral a continuar con este empeño, sobre todo teniendo el local lejos del centro, a donde solo pueden ir los que realmente están interesados en este mundo, o sea, muy pocos, porque ni siquiera otros artistas acuden a observar lo que hacen sus pares. Mantenerse en este sector es algo admirable y hacerlo sin tener en cuenta el frío de la respuesta aún más. Nuestro reconocimiento al talento de Marisa porque hay que tenerlo, y mucho, para estar y seguir siendo.
De Mon Devane hablaré otro día, porque talento de sobra, pero aquí toca fibra sentimental y no vamos a mezclar con la objetividad plasmada en los casos anteriores. Pero sí decir que en los casos anteriores no hay subvenciones políticas ni despachos oficiales sino personas con talento que logran hacer cosas interesantes aunque los medios locales no se enteren. Bueno, quizás esto último responde a la lógica más aplastante, tal como están las cosas.