Hemos decidido “pechar a porta”, en español cerrar la puerta, hasta el miércoles próximo, porque donde estamos han decidido, unos y otros, gobernantes desde hace tiempo que no es lugar para ninguna fiesta pagada por la municipalidad. ¡Ah!, no se crean que estamos en el extraradio, es suficiente estar fuera de las mismas calles de siempre a donde llevan a la vecindad de mi pueblo. Menos mal que hemos aprendido al cabo de los años que no merecía la pena enfadarse con dirigentes que no arriesgan el modus vivendi para tratar de racionalizar algo la cosa. Racionalizar es dejar que la fiesta fluya por todos los locales posibles de la ciudad, repartiendo geográficamente algo el barullo para que no caiga siempre en las misma víctimas vecinas, amén de repartirlo para que no se tenga espectáculo gratis en un lugar discriminando de facto a otro. Pensemos en clave gallega y hoy, en puertas de elecciones, y convengamos los ourensanos que nos vendría de miedo que ganase Ourense, porque la pasta -las fiestas- no iría siempre al mismo barrio, o sea, el resto de provincias gallegas, y nosotros, en Ourense, sin pechar a porta.Pues no, que hagan el parvo otros abriendo su café para no atender a ni dios, gastando los servicios del día a mayores, por si no es poca la cosa; pero siempre puede ser peor, es el cabreo que te metes por la soledad insana de estar sujeto a un horario sin un visitante que te acompañe. Nosotros hemoido cerrar la puerta y no para salir haciendo el carnaval como la mayoría que quiere fiesta, fantástica y fantástica fiestas decid, porque les aseguro que sin ella se puede vivir mejor y, además, no quema la tarjeta.
Cuando acaben la fiesta me avisan para volver a abrir las puertas del Cafe, que así es imposible que sea negocio, pero lo será después, cuando uno no esté pero campe la razón y responsabilidad para con la mayoría que prefiere vivir su vida sin que le entren sonidos externos por el cerebro ni sonrisas falsas disfrazadas porque son reinas por unos días. Pues nada, en el tablero anunciante está escrito que ‘tonto el último’, o, simplemente, que no abrimos el lunes.