Hoy fue muy bonito. Tocaba el grupo de Manuel Cibeira con Xosé Miguelez, Xacobe, y el sustituto de Max Gomez -motivos de salud- Miguel Cabanas, y tocó de carallo el grupo porque el público asistente lo pasó de miedo hasta provocar un gran bis. Pero fue muy bonito porque despedíamos más de una década organizando conciertos periódicamente cada tres semanas o un mes. Pese a lo bien que lo pasamos, no creo que hayan disfrutado muchos lo que este servidor escuchando el jazz en elcercano, toca descansar un tiempo y nunca se puede decir de esta agua no beberá, pero mover sillas, mesas, colocar luces, currar como mulos sin ver un duro y con diez años más de edad es algo que va minando. Veremos de organizar algo chulo en otoño, concentrando los esfuerzos en dos o tres días de conciertos para que elcercano no se olvide de estos músicos, que además de grandes profesionales nos han ganado en general por el afecto. Necesitamos, lógicamente, patrocinio, porque no es que queramos ganar dinero con ellos pero palmar más tampoco, que a uno no le sobra el dinero. Ya veremos, eso es futuro y hoy toca presente: aforo completo, público que te reconoce y agradece el esfuerzo, y amigos que están siempre ahí, apoyando de veras, dandote el cariño que necesitas para seguir. Desde luego, lo conseguido con esta sala musicalmente es mucho, suena a rabiar cualquier instrumento, y los músicos se van felices de escucharse de esta manera. Es una pena que la cultura de hacer cosas en grupo sea vulnerada por agentes de lo público -ahi nunca nadie pierde-, pero que nos quiten lo bailado, o mejor dicho lo escuchado, pues estas ocasiones no tienden a repetirse demasiado.