Veo esta foto que ha subido Christian Sanz en su muro de facebook y me entran ganas de salir para entrar, salir de casa y entrar a elcercano, que es mi segundo lugar. Pero no puedo hablar por prescripción médica, y, por tanto, me voy a aguantar en casita, que tampoco se está nada mal. Pero es que hay lujos irresistibles, como éste de la fotografía, al que me ha acostumbrado este rincón de Ourense que vive casi marginalmente, donde escuchar a personas que saben mucho más que tú es tal disfrute que crea adicción. Por eso dan ganas de ir antes de lo que conviene. En el anterior post subía un texto de Paul Auster donde da cuenta de tanto postureo que se da en la cultura y que mete miedo. Todo el mundo quiere brillar, todos a pillar fama y ganar pasta creando círculos de influencia donde la publicidad y propaganda es la mejor pluma o pincel para confundir al personal; el mayor éxito para muchos es salir fotografiado en la prensa, es casi un fin. Sin embargo aún quedan personas como los de la foto donde ese capítulo de fama y poder les importa poco, ni un huevo, quizás porque saben mucho, y con Torga pensarán aquello de “en estas alturas de la vida lo que se precisa es ser merecedor de los aplausos sin recibirlos”. Estas palabras dichas en portugués, cual es en original, saben todavía mejor, pero igualmente en todas las lenguas, porque hablan de una altura intelectual superior, sin duda, a la contraria y más común de “sin ser merecedores, lo importante es recibir el aplauso de los demás”. Cada uno es libre de elegir con cual quedar. Yo me quedo con los de la fotografía, una y mil veces, de los que aprendo cada día simplemente en su compañía, escuchándolos hablar de mil temas que no sé donde los guardan. ¡Qué memorias, Dios! Además, estos días, me cuenta la mesera Paloma, está yendo Alfonso Mato, que estará pasando unos días en Ourense, y me da todavía más pena no ir. En fin, deseando volver. Y eso que hoy solo recordé a los tertulianos de cada mañana, porque los viernes vienen otros que disparan la adrenalina con sus debates más políticos, y por las tardes de los jueves, otros, y cada tarde los momentos de la caverna en que se convierte elcercano para el nuevo Quixote de Pepe Rivela y Jacinto Seara. Los David de cada día vencen al Goliath de la mercancía, y siendo relativamente pocos para ser negocio económico, son grandes, muy grandes, para el negocio interior del espíritu y alma. ¡Viva el cercano, carajo! Si no lo hubiera, habría que inventarlo.