François-Xavier Bellamy (París, 1985), licenciado por la Universidad de la Sorbona y por la École Normale Supérieure, fue profesor de Filosofía antes de pasarse a la política. Tras pasar por el Ministerio de Cultura, el Ministerio de Justicia y el Ayuntamiento de Versalles, ahora mira lo que pasa en nuestro país desde Bruselas y Estrasburgo. El pasado miércoles, en el debate sobre el Estado de Derecho en España, tuvo una de las intervenciones más celebradas, al señalar que el problema no es una amnistía per se, sino que a diferencia de las que se hicieron en su país, se anunció después y no antes de las elecciones, y no se «debatió en público con ciudadanos, sino en secreto con personas condenadas. Fue por el futuro del país, no para la supervivencia de un Gobierno débil».
- ¿Qué es lo que ve desde Francia que le produce esa «enorme tristeza», como dijo en la Eurocámara?
- Mis palabras durante el debate no fueron elegidas al azar, improvisadas. Estuve pensando en qué sentimientos me provocaba lo que está pasando en un vecino tan querido. Es una mezcla de rabia, ansiedad y sobre todo tristeza. En Francia compartimos valores con España, que siempre ha estado ahí para nosotros, especialmente en las grandes luchas como símbolo de coraje, fuerza, alma. Y ahora, por desgracia, el país dividido, herido. Es una tragedia precisamente cuando más necesitamos a España en una Europa frágil. Es muy triste.
- Usted sostiene que el problema no es una amnistía, sino una amnistía improvisada así tras las elecciones.
- Exactamente. Una amnistía no es ni será nunca algo normal, no es una decisión ordinaria por su propia esencia, porque destruyen el efecto de la ley. Por eso debe ser una decisión meditada, consensuada, el país debe estar unido antes de dar ese paso tan grande. Cuando escucho a mis colegas socialistas defendiendo la decisión de Pedro Sánchez me dicen que es una forma normal de curar un país herido por grandes divisiones. Pero si de verdad ese era el plan, si de verdad es algo tan bueno, lo deberían haber anunciado antes de las elecciones. Esa era mi pregunta en el Pleno a los colegas españoles, y nadie respondió, claro. Ni uno solo defendiendo la amnistía antes de las elecciones de julio. Si hubiera sido así, no tendríamos nada que decir, habría sido la voluntad del pueblo. En mi país, Francia, hemos aprobado leyes de amnistía para intentar cerrar divisiones históricamente muy dolorosas. Pero no fueron improvisadas después de elecciones. Algo así no cura una sociedad herida, crea más división que nunca por intereses políticos inmediatos.
- El hemiciclo estaba vacío y las instituciones comunitarias no parece que tengan mucha intención de inmiscuirse. ¿Europa escucha, como pedía el PP?
- Es difícil. En nuestro grupo estamos haciendo todo lo posible, ver qué se puede añadir. Queremos ayudar a los españoles frente a esta injusticia que vulnera los principios europeos. No era un debate español, en el PPE queríamos demostrar que estamos unidos, por eso había colegas de Portugal, Alemania, Polonia. Los líderes de las delegaciones estuvimos ahí todo el tiempo, queríamos mostrar que es asunto europeo.
- Siendo realista, ¿qué cree que puede pasar? ¿Que la Comisión diga que la ley es irregular?
- Esperemos que la Comisión actúe, la UE fue dura cuando pasaban cosas con el Estado de Derecho en Hungría o Polonia y ahora tenemos que ser consistentes, no puede haber dobles estándares. Esperemos que la Comisión actúe y hay muchas vías de presión, como la de finanzas. Usar el poder que te ha otorgado la gente para tus intereses personales para mí es corrupción y la UE debería actuar de forma acorde.
- Pedro Sánchez irá al pleno en diciembre. ¿Espera más presión o se habrá olvidado?
- Espero que no se olvide, tenemos que mantener la presión, la atención, no podemos abandonar a España. Es un asunto vital, si dejamos que pase sin hacer nada, ¿qué podremos hacer mañana en otros sitios? El Estado de Derecho es fundamental. Si no hacemos nada quedará claro que los independentistas catalanes, una minoría, podrán hacer lo que quieran porque Sánchez los necesita para sobrevivir. Es un peligro real, debemos actuar ya, es vital para la UE. El debate no era solo indignación, no somos Indignados sino actores políticos y mantendremos la presión.