Que sí, que sin lugar a dudas lo es, el ourensano más universal. Es un tipo único que no quieres decir que sea el mejor o no tenga parangón, no es ningún Dios ni nada parecido; es más, a veces incluso no cae bien a algunos porque parece que va de sobrado y se siente por encima del otro. Pura fachada, aunque algo sea cierto en el sentido que tiene ideas propias y es vehemente defendiéndolas. Liberal a ultranza, por ahí se le cuelan muchos detractores, persona de pocas fiestas hace pensar a otros que es altivo o soberbio. Bueno, pues no vamos a hacer aquí un análisis hondo de nadie, sobre todo cuando somo algo superficiales tratando de explicarlo, pero todo ello para decir que es entrañable y que lo queremos. Por supuesto, que públicamente en un foro donde le entregan el premio de la Ourensanía, frente a un público escogido, que manifiesta que “elcercano es su refugio”, ¡carallo! como no nos va a sonar al afecto más sincero y la distinción a un local modesto que otros en Ourense han rechazado porque no reparte fama ni prebendas sino conversación, cultura y debate entre cualquiera que no aspire a eso. Hoy me siento feliz de haber sido presentador de un acto, donde en mis palabras no entró nadie más que yo para decir lo que me salía de la gana, y que escucharon los demás. Un honor y un placer ver que además tenían que recoger tus imágenes quienes te cancelan porque no les lames sus botas casi militares. Fue un día, el de ayer, bárbaro, por poder compartir un momento de emoción de Adolfo que merecía, más que nadie y con permiso del resto, este premio de Ourense, porque ha llevado el nombre de nuestra provincia por el mundo adelante durante muchos años sin que le importase nada que se lo reconociesen, sino por ser y sentir su tierra como cualquier carballo de nuestro paisaje. ¡Ah!, la única foto que pude hacer es ésta, entre bambalinas, pero que resulta interesante para el que la hace porque al fin ves la vida como lo que es, puro teatro.