No dentro, pues en su interior pocos son capaces de decirle al jefe que se equivoca usted, señor Sánchez. Es fuera de Ferraz donde hoy se ha levantado varios cientos de personas con muchas ganas de decir basta a una forma de hacer política que se pasa la verdad por el arco de su triunfo por volver a gobernar. ¿Que carallo tendrá la Moncloa para atrapar al inquilino actual hasta revolver su lengua un montón de veces, que no sé ya si volverá a ser recta algún día, que tendrá ese sillón?. Ya no hay prótesis posible que pueda enderezar el órgano muscular del mentirán patológico. Y es que le dio demasiadas vueltas en un sentido y otro hasta hacer que la mentira sea su medio de vida, eso sí, tratando de engañar a la gente de bien con palabras trampa. Pero la importancia del mentir ya la trataba el insigme Montaigne señalando que el rimer síntoma de la corrupción de las costumbres es el destierro de la verdad. ¿Hay vileza más clara que desdecirse de la palabra? Estas preguntas no las hago yo sino el humanista de pro. Pero si además la mentira está auspiciada por el interés personal en detrimento del público, pues va a ser que la gente reacciones y de no muy buen humor. Porque tontos te pueden llamar un rato, entre la confusión que produce recibir un exhabrupto inesperado, pero ya pasado el descuento de diez que atempere el nervio, lo que desates no se va a conformar a hacerlo a medias, Se querrá cobrar la pieza que provocó la desfeita. Así hoy salieron a la calle Ferraz, frente a la protegida sede socialista, cientos de personas para pedir cuentas de esta tomadura de pelo que la hace un Sanchez nada buen peluquero. Se levantan los pelos como agujas a aguijonear al que cree que los tontos no pueden llegar a montar problema de naturaleza urbana que, a Dios gracias sin usar violencia, levantan voces, banderas y puños para batirse con la desesperanza de un sistema que juega con la población, un tanto dormida o apática, como si fueran creaciones de distración de la nueva inteligencia artificial. Pues que no se lo tomen a coña porque aquí puede crecer la bola, y donde hoy había mil, mañana puede haber cinco mil, etc. en una progresión del fenómeno que haya invertido la manifestación en la calle de izquierda a derecha. Ay, Sánchez, si te gustasen más las pajas, por ejemplo, que tocar huevos a un régimen, cúanto ahorraríamos Dios mío.
Algo se levanta en Ferraz
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