La verdad es que no debiéramos llamarla campaña a la campaña electoral, ese período de tiempo que se ha abierto hoy en España, sencillamente porque el período dedicado a esta actividad de vendernos churras por merinas viene desde la campaña anterior, pues los que viven de los puestos públicos, a lo que se dedican fundamentalmente en todo ese tiempo de legislatura es a abonar la campaña que acarree más votos a la próxima, y punto y pelota. Pero, por contar algo de lo que ha pasado a las 00:01h del día 12 de mayo, decir que resulta anacrónico el seguir con el numerito de la pegada de cartel, con los amigüitos pegados al lado del candidato, y otros menos amigos pero que piensan en serlo más porque entre amigos se viaja mejor por la vida. Fui por los amigos y volví a casa solo un tanto decepcionado, porque ya no veo ilusión ni siquiera en candidatos, por mucha sonrisa profidén que nos regalen, también lo hacia la Pantoja antes de dar penar por penar en el trullo. Buscando fotografías  para ilustrar una noticia que no hay, me quedo con la que hoy saqué charlando al señor Lamas con el señor portugués Domingos. Aquí no parece que haya sitio para “parecer”, mas bien es el estar y el ser lo que dan belleza a la imagen. Pues quede ella en lugar de otra cualquiera con los carteles que pegan pero no ven nadie.