El rural se va al carallo, y los políticos mandan al mismo carallo a quienes proponemos algunas cosas que podrían ser positivas, aunque sea mínimamente, como puede ser O NOSO CAMIÑO, un camino que ni siquiera parece interesar conocer a través de un simple libro. Y es que parece que no juegue a favor de la salvación del agro, y de nada, la incompetencia y pocas luces de los responsables políticos. Hoy nos dan un dato que asusta, que hay una pérdida de más de 1.000 trabajadores cada año en el agro de Galicia, batiendo a cualquier otro sector que se le ponga enfrente: por ejemplo, la construcción de edificios, muy lastrada por el estallido de la burbuja inmobiliaria y de la banca, que no ha parado de reestructurarse por la integración de entidades y la racionalización de la red de sucursales. El número de cotizantes en el agro desde 2005 se desplomó a la mitad, casi nada. El campo no es atractivo, entre otras cosas porque la mayoría de explotaciones están en Concellos de menos de 4.000 habitantes, donde no hay servicios, y la gente quiere vivir con cierta comodidad. Así, se plantea desde la Asociación de Cooperativas del agro la creación de servicios de sustitución que permitan los descansos del personal en pequeñas granjas y “una bolsa de profesionales con formación como auxiliares de ganadería”, poniendo a disposición de los operarios viviendas “y condiciones laborales dignas mediante una gestión de recursos humanos adoptada a los tiempos”. Por supuesto, hay que buscar soluciones y si llevamos a escolares a visitar granjas porque les parece positivo este contacto, más positivo sería quizás ordenar la posibilidad de llevar gente que cobra subsidios de todo tipo a dotar de recursos humanos a esas granjas que, de lo contrario, seguirán cerrando.
Pues con la que está cayendo, en caída libre como vemos, en elcercano estamos hartos de esperar alguna respuesta de distintas Administraciones para valorar hacer del camino de Ourense a San Andrés de Teixido un camino de peregrinación “gallega” con lo que ello comporta. Pero si ni siquiera responden a la oferta de dar a conocerlo a colegios con un simple libro como O NOSO CAMIÑO, ¡Cómo carallo vamos a esperar que levanten otros caminos para salvar al campo de su soledad!
Pues nada, sigamos el plano inclinado para abajo…