El alcalde de Ourense borda el espectáculo; tiene ingenio, humor y ningún sentido del ridículo para poder atraer la atención de numerosos medios de comunicación de dentro y fuera, mejor dicho, de fuera, porque los de dentro no es que se lleven demasiado bien con un enemigo de ellos. Lo que está claro es que no deja de sorprender a todo el mundo, incomodando a muchos y ganando la simpatía de otros muchos. Muchos para aquí, muchos para allá, en un equilibrio que quizás le valga volver a ser alcalde, si consigue ser, como canta la mayoría estos días que escucha el que tiene orejas. Con Hannibal Lécter está claro el guiño especial que le hizo a su exconcejal dimitido, que fue en tiempos su mayor defensor y que después se pasó al enemigo, porque Caride se hartó de decir que el alcalde Jácome iba a ser detenido en unos días, y de esto ya dos años. Ahora el alcalde lo recuerda con toda la ironía de hacerse detener al pasar por el psicópata criminal Lécter inaugurando los carnavales. Estos días habrá que estar atento a lo que pueda ocurrírsele, porque a nadie deja indiferente, cosa muy importante para hacer un papel social, porque que hablen de uno bien es lo mejor pero si no es preferible que lo hagan mal, lo peor es ser indiferente.