Es la familia que me tocó en suerte para vivir un verano de 1973 en el estado de Nueva York. Hoy recordé esta experiencia juvenil de hace más de 50 años porque estuve de charla en elcercano con parte de la familia de Isabel Lado y Pablo. Su hijo Javier vive en Londres y me dijo contundentemente que allí no tiene ningún problema para trabajar cuando aquí en España no consigue ni a la de tres. Estuvimos charlando de la vida de los extranjeros, de como acogen a los españoles, y yo hablé de la mía en Nueva York, la familia Deininger, que me trató casi casi como a un hijo. Tan bien me trató en aquel verano del 73, casi del 72 de película, que incluso había veces en que se sentían celosos por mis salidas con amigos españoles y sus familias americanas. Y es que, entonces al menos, las familias americanas no cobraban por la estancia de los que vivíamos durante cuarenta días con ellos, lo hacían altruistamente con el deseo de intercambiar cultura y conocimientos, no así era el caso de las familias británicas que acogían a los estudiantes de inglés españoles de la época. Hoy me dio por recordarlos y de paso les envío un saludo que no recibirán pero que lo hago con sentimiento y agradecido después de medio siglo. Vivan los Deininger.