Temperaturas gélidas. Llamo al presidente de la Comunidad de Propietarios en la que vivo, para pedirle que, por favor, no apague la calefacción en las horas centrales del día, porque pasamos frío. Mucho frío está haciendo en este principio de febrero. Pero, claro, después de arreglar esta carencia y volver al calor hogareño que nos podemos permitir los privilegiados, al salir de casa, enfrente, en la entrada que fue de la tienda de Adolfo Dominguez me encuentro esta escena que mete miedo y tristeza. Sí, le dejo dos euros en la cestita, que Dios no quiera se la levante algún gilipollas recurrente en hacerse más gilipollas cada día, pero el hombre embutido en sus mantas y demás sigue estando ahí, a la vista de cualquier peatón, con poca solución del sistema, y en parte porque algunos de ellos ni quieren ser llevados a ningún otro lugar que su calle de la libertad. Libres hasta morirse de frío. En Ourense, febrero del 2023.