Pues no es verdad, no es que sea triste sino que esta ninguneado por los señores de las fiestas y alienamiento de la población ourensana. Trabajamos en un negocio de café cultural que, si de por sí cuenta con el natural aislamiento propiciado por su naturaleza -la cultura no interesa casi nada-, a mayores suma el inconveniente grueso de que toda la fiesta se la llevan a los mismos sitios de siempre. Aburre la discriminación hacia el barrio de uno, porque va sumando discriminación al cubo, así como la discriminación que comentamos en la noticia sobre la Agencia de Inteligencia Artificial ya implantada en A Coruña. Si al menos me quitaran el puñetero aparato de la ORA que me traen potenciales clientes que se quedan solo en potenciales, porque en cuánto les cambio la moneda que necesitan para meter en el aparatito de marras, huyen como si sintieran que les vamos a poner una lazada.
Que triste era mi barrio
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