La verdad es que iba a tirar a matar contra la idea que le oí y vi expresar en un corte de las noticias en una televisión a Alberto Núñez Feijoo. Porque en el corte en cuestión me dio la sensación de que todos los que tenemos un coche con más de diez años tendríamos que deshacernos de él y comprar uno nuevo por mor de la dichosa contaminación que va a acabar con nuestro planeta. ¡Carajo!, pues ahora que vengo de pasar la ITV, 45€ de mis bolsillos, de mi Polo, y después de que el mecánico de confianza que me cuida la salud del automóvil me anticipara que vaya preparando otros 600€ más o menos para una correa de transmisión nueva, me alertó esta primera impresión de la noticia de cambiar de coche; la salud del mundo por la mía, pues me podría dejar sin alguna comida del día por aquello de lo carillo que anda el asunto de las cuatro ruedas. Pero no, mi gozo en esta ocasión no cayó en un pozo, porque leí la noticia más completa en El Mundo y nada de medida obligatoria para empezar. ¡Uf, que alivio!. Después de la no obligatoriedad, la idea no es mala, sobre todo pensando en que lo eléctrico depende del enchufe, y el enchufe de la energía, y la energía está muy cara, además de que las baterías no son garantía de que no contaminen el mañana. No, la idea no es mala, y si el plan especial que la acompaña apoya a este renovación, pues que me traigan otro Polo y yo pongo la mitad del dinero que vale el nuevo, por ejemplo. Pero, hay que explicarse mejor para no dar lugar a una mala interpretación, ya que del negro al blanco hay un millón de grises entremedias.
Y sí, lo que hay que decirle al candidato Feijoo es que no funcione como el socialista Sánchez, trayendo temas menores cuando la actualidad exige atender otros mucho mayores.