La polémica ha saltado por el aire de una frase que comienza con una interjección de aprobación o contento, pero que al ir en interrogante busca la complacencia del otro al que la dirige. Estoy hablando del “¿Bueno, muy bien, no?” que se ha largado el periodista tras la entrevista al presidente de la nación. O sea, una prueba real y contundente de lo que es el periodismo actual, y que como diría Kapuscinski responde al cambio “padecido” porque los periodistas han cambiado informar pensando en los lectores u oyentes por informar pensando en sus jefes. Cambio sustancial. La cosa pasa por conservar puestos en medios como TVE al servicio del que gobierna, que no del conjunto de la sociedad. Cosa que también pasa con el sector privado que mediante subvenciones se hace público, y seguimos con la misma historia. Una pena no creerse a los profesionales de la comunicación, porque son más necesarios que nunca para recuperar al lector que lo retroalimente. Muy difícil, pero no imposible.
El papel de los medios de comunicación hoy.
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