Muy buena la fotografía de Miguel Villar publicada ayer en La Voz de Galicia, porque nos acerca al actual Manuel Cabezas, candidato del PP a la alcaldía de Ourense, a la realidad política de nuestra ciudad. Lo encuentro envejecido pero como lo estoy yo mismo, y todos los que somos de esta misma generación, aunque justamente él me lleve a mí dos años, es de noviembre de 1953; en caso de ser nuevamente alcalde lo sería cumpliendo el mismo año los setenta. Y no es que no pueda ser alcalde una personas ya longeva, ni mucho menos, puesto que, si no ha sufrido algún embate de salud grave y tiene la cabeza y el bolsillo bien asentado, incluso es edad perfecta ya que la ambición y pasión perversa estará bien sujetada por los años transcurridos al tiempo que la experiencia vital puede ser orientadora de la mejor convivencia. Pero no sé yo si en el caso de Manolo Cabezas los dos puntos están por encima de otras cosas y pensamientos, porque me escama su llegada animada por lo que él manifiesta en la entrevista: “que el estado de esta ciudad me necesita…” (resumidamente), cosa que dice mucho de su autoestima pero menos de la de los demás. Hombre cordial y educado, también pusilánime, creo que su planteamiento de por encima del actual alcalde vale otro alcalde, aunque sea socialista, en el momento actual de deriva de este partido hacia la falta de principios por mantener el sanchismo en el poder, que una de dos, o bien adolece de principios el propio Manuel, o que estratégicamente la táctica pasa porque Jácome no llegue al final de la legislatura inaugurando alguna obra importante que reconozcan como tal los vecinos sufridores de la ciudad desde tiempos de la nada. Claro está, que puede haber otra tercera pata de esta mesa propuesta que se entronca con la que decía que me escamaba como razón para volver, y es que hay intereses importantes muy perjudicados con la actual alcaldía que cualquier cosa antes que la real. Pero, casi lo que más puede castigar a Manuel es su amiguismo en la lista, porque lo reconoce sin ambages hasta el punto de querer recuperar para su lista a un amigo que funcionó con él, después dejó al partido tirado a falta de tres meses, y que ahora él quiere recuperar volviendo a casa, Pepe. Es una lástima que después de más de cuarenta años no haya evolucionado nada nuestra ley electoral y que una lista se siga haciendo a dedo por uno, dos o tres mandamases que gobiernan el todo que participa en política. Lo tienen tan interiorizado algunos que ni siquiera lo camuflan como es el caso. Cabezas no lo va a tener fácil, la mayoría absoluta creo yo es una quimera, y menos fácil si asoma por otro lado de la derecha una competencia que tenga claro que con el partido de Sánchez ni agua. Y que no menosprecie al peculiar alcalde actual porque gobernar una ciudad durante un mandato en las condiciones que lo ha hecho no es propio de zoquetes sino algo de inteligencia debe haber, amén de redaños que a tantos le faltan para enfrentarse con las fuerzas que históricamente no dejaban que nada se moviera. Nada importante, vamos. Va a haber tensión, ya asoma, y un tema interesante a observar es ver como la gestionan, pues de momento y en el caso que hoy nos ocupa, Manuel, lleva dos fallos flagrantes, su no empadronamiento en la ciudad y su fallido apoyo a una moción de censura.
Manuel Cabezas
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