Fue ayer la procesión, según creo, de la Peregrina, uno de los actos mayores de las fiestas pontevedresas que a todos los que pasamos por ellas siendo jóvenes nos marcaron de verdadera fiesta. La fiesta que solo pueden vivir con esa intensidad los que despiertan a la aventura de la vida siendo conscientes de ello, o levantando su miembro inconscientemente. El caso es que hace ya cuarenta años, tal día como ayer, portó el estandarte de la Virgen mi propio padre, distinción que le hacían a pontevedreses destacados, y que mi padre aceptó de sumo agrado pero con una condición, que los cordones laterales los llevaran sus dos hijos mayores. Como hablé en otro momento de mi admiración por la personalidad de este señor, sirva como ejemplo la fotografía, porque era un magnífico portador de emociones y sentimientos, en este caso religiosos.
- Sección: Varios
- Publicado el 23 agosto 2022
- Por Moncho
Y mi padre en la Peregrina
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