Ella se llama Elisa, la madre que me parió. Hoy cumplió 96 años, lúcida de mente en cuerpo sano aunque lleno de pequeñas goteras, ejerciendo sin quererlo el matriarcado tradicional. Es la memoria viva de sus antepasados, la superviviente de su generación, al menos en el círculo más íntimo, que la ha dejado sola frente a agresivos tiempos actuales. No importa. Ella asume lo que le llega, tamizado por su acusada falta de audición, a pesar de que por la vista entran imágenes de televisión que dan pena. Reza y reza. Por todos y por ella. No se mete con nadie y muchos la buscamos cuando tenemos algún problema. Porque no solo es la escucha, siempre terapéutica, sino por su inteligencia. A veces, el mejor consejo viene de 96 años de experiencia. ¡Bendita sea! Quizás nos quede poco tiempo para estar juntos, porque no va a ser eterna, por ello, precisamente, celebramos su cumpleaños como merece la edad. Mujer admirable por diversas facetas y múltiples razones, lo mínimo que queda es contar a todo el mundo la suerte de tenerla, como madre y persona que atesora grandes valores. La queremos y nos quiere. ¿Se puede pedir más respecto a ella? Pues eso, que no.
- Sección: Varios
- Publicado el 26 junio 2022
- Por Moncho
La madre
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