Es lo que vino a decirme la señora cuyo perrito meaba en la entrada de elcercano. ¡Jódete! o, lo que es lo mismo pero con un lenguaje más fino: ¿qué le quieres, Moncho?, ya traigo el agua para lavarlo. En toda mi cara me soltaba la excusa al tiempo que el can meaba. Me quedé perplejo sin saber reaccionar de otra forma que llamarle la atención de que debiera llevar a su perrito a un árbol para hacer esta necesidad líquida. Pero me pasó esto por la mañana y al volver por la tarde me encontré este charquito amarillo en la entrada también. Me cagué en la madre que parió al dueño del animal que bien podía mearle en la cara a su paseante, pero no tuve más remedio que ir a por agua para diluir el viscoso amarillo que parecía brillar en la entrada de elcercano. Casi me alegré de no coincidir con el incívico ciudadano que no respeta al prójimo lo más mínimo, porque no me podría callar el insulto gordo que acumula la reiteración animal. Su madre, lo que hay que aguantar, y limpiar.
- Sección: Varios
- Publicado el 16 junio 2022
- Por Moncho
¡Jódete!
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