Pues sí, estuvimos allí, en Madrid, en el Retiro concretamente, paseándonos entre libros y creadores, editoriales, libreros y autores, un público que abarrotaba la mañana calurosa de este parque tan hermoso. Llegamos por el sur y a trescientos metros de la entrada nos topamos con las primeras personas que hacían cola para la firma de un libro. Podríamos pensar que allí estuviera Cervantes o Borges, Thoreau o Balzac, pero no, según andábamos deducíamos por las jóvenes que eran la mayoría que allí estaba otro tipo de escritor o escritora. Efectivamente, la fenómeno tiene tan sólo 21 años, pero seiscientos mil seguidores sólo en Instagram, Ana Marcús y firmaba su libro “Antes de diciembre”, todo un éxito de ventas. Seguimos avanzando y allí la editorial Trama ¡coño, firma Julián Hernández!, nos acercamos pero él todavía no había llegado, el siniestro total es así. Y seguimos, en la trescientos y pico ellas, las ‘Deconatus’ con Bea luciendo la sonrisa que da publicar al último premio Putlizer. Antonio Muñoz Molina el del Jinete Polaco que tanto paralelismo me produjo con el año de nuestro nacimiento común en 1955 y la facultad de periodismo, aunque no fue de mi gusto exactamente el último libro que leí del mismo, tanta pandemia me sale por las orejas. Miguel Bosé con una cola que quitaba el hipo, porque tanto lo critican pero fieles tiene como la iglesia actualmente. Si me paré y compré a Agapito Maestre el Tiempo Roto, paradójicamente otro diario de su paso por el coronavirus, y La Razón Alegre contando el cine de Gonzalo García Pelayo, un cineasta simpático que lo acompañaba y a quien le pregunté si Baltar, perdón, si el Festival de cine de Ourense lo había llamado alguna vez, pero no, aunque aún estamos a tiempo señor de la Diputación (mañana a ver si le envío un wassap proponiéndolo para participar). La de la foto que sostiene el libro de Ángel Martín “Por si las voces vuelven” es la más importante de todas las personas hasta ahora citadas, es Elisa Conde-Corbal, un ángel que no escribe pero me da igual; ella llevó su libro de su homónimo pero no esperó a una fila infernal, o sea, de ángel caído. Y ni Rosa Montero o Elvira Lindo, ni siquiera García Maiquez, aunque a éste lo hubiera saludado con especial afecto y simpatía, ya pudieron con mi curiosidad innata para pararme más, porque faltaba ver a la amiga y buena escritora Silvia Bardelás y a Julián Hernández, que ahora sí estaba y del que esperamos su confirmación para volver a vernos con “folla con él”. Tocó comer casi a las cuatro de la tarde pero la hora tardía es la mejor aliada para comer con el gusto que da saciar el hambre.
- Sección: Varios
- Publicado el 7 junio 2022
- Por Moncho
La Feria del libro
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