Ciertamente cada hijo bien nacido debe sentir el mismo cariño que siento yo hacia mi padre, enorme cariño, siempre y cuando fuera él también un buen padre, que es lo natural. No voy a hablar de los otros, porque no traigo aquí a mi padre para disertar sobre ningún estudio sociológico ni psicológico de la relación paterno filial general, sino lo traigo simplemente porque me gusta darle vida con el recuerdo imborrable que es huella de mi sentimiento profundo hacia él. Lo veo a través de las imágenes y “boom”, me explota en el estómago un amor que no revienta ninguna víscera al tiempo que cierta tristeza por no tenerlo. A veces me lo imagino vivo y como sería su aspecto. Seguro que estaría mucho más pequeño, quizás algo encorvado, con sus ojillos gastados de la atención prestada a tanta cirugía realizada, y el ánimo cabreándose un poco por tanta estulticia presente y que ya le preocupaba especialmente cuando leía a André Glucksmann. Mi padre sería un viejecito como lo es mi madre, pero seguiría siendo el jefe supremo de la familia a pesar de su pérdida lógica de facultades, consejero familiar y amante entregado a los suyos. Mi padre fue el tipo al que más admiré del mundo y lo quise con todo lo que pude, por eso me siento feliz de mi vida por tenerlo tan cerca y aprender de el los mejores o únicos valores que puedo tener como persona. Esa sonrisa, padre, cuán conocida me resulta, tan poderosa, el hombre que calmaba cualquier nervio desatado como ángel de la guarda. Pero se fue, o hace un día ni dos años siquiera sino 34 años del tiempo pasado sin él. Pero no importa, ahora ya no hay duelo que valga sino recuerdo que venga a animar a resistir en esta selva con tanto animal suelto. Papá, te quiero, y te lo tengo que decir aunque sea desde aquí, porque tú, tú si fuiste siempre bueno y generoso, como ninguno. Que pena no habernos dado más vida tuya pero ¿dónde hay que firmar por volverte a tener los años vividos a tu lado? Un besazo y hasta siempre. Ojalá nos encontremos en la eternidad.
- Sección: Varios
- Publicado el 25 mayo 2022
- Por Moncho
La persona que se fue
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