Son los dos mayores que yo, por eso me fío mucho de ellos, porque la experiencia es un grado en la vida y quien más o quien menos a mi edad ya valora cómo viven ellos, Jaime Tejada y Xan de Vicus. Por un lado, Jaime es único, desde los dieciséis años en que se bañaba en pleno invierno en una poza de hielo allá por Las Sombras, donde la línea que separa a dos países como España y Portugal es tan fina que ni se sabe cuando y donde estás en cuánto te mueves unos metros, hasta los baños en Playa América que no perdona ningún día del año, sea verano, sea invierno; un primo zumosol que tiene un corazón que no coge en el cuerpo humano y una simpatía natural que da gusto pasar la vida a su lado. Por el otro lado, y sin conocerlo como a Jaime, ni mucho menos, está Xan de Vicus que me dice “yo quiero ser famoso” y por lo que está a punto de que le reediten “Yo, niña”, que en su día editamos en elcercano; pues bien, el coñón de Xan de Vicus publicó en Hoja del lunes el siguiente poema con motivo de sus ochenta cumpleaños:
Me cayeron 80 casi sin darme cuenta
Cuando naces no sabes lo que dura la vida
Así que te sacaste el billete de ida
Que vas gastando en uso de la propia osamenta.
Los primeros compases son todo duda pura
El camino esta lleno de inquietudes y sudas
Cuando el cuerpo te crece duelen ya las junturas
Aprender a vivir es una etapa dura
Y el tiempo que pasa y pasa. acaba en la gran etapa
Ahora es tiempo ya de hacer lo que es tu sueño
Aunque el cuerpo no este ilusionado como el dueño
Muestra lo vivido en propia cara. Es de la vida el mapa
Cuando naciste, que más bien te nacieron
Se pone el crono en marcha buscador de esa fecha
Sera haciendo curvas o en línea muy derecha
Que la fecha caerá, el tiempo ganará. Caducidad trajeron
Gracias por recordarme los años de atrás y los primeros
Donde aprendí a vivir también a conocer y a conoceros
Donde aprendí a quereros, también a soportaros
No sé adónde iré, ni se si lo sabre. A lo mejor nos vemos.
Xandevicus 80, casi sin darme cuenta.