Salimos cuando ya cayó la noche. Pero no más tarde que otras noches de ayer. Antes no había sitios libres para aparcar. Hoy los hay todos los que quieras. Una conclusión, la de que cada día vive menos gente en la calle. Se han ido a dormir a otro lugar. Por el día vuelven. Pero para estos debería haber otros estacionamientos a las entradas de la ciudad. Porque lo cierto es que vienen de otros lugares, porque Ourense es pequeño y no necesita uno de coche si se mueve por dentro. A la vista de la foto lo que hay que hacer es despejar el camino para los peatones y para ello frenar la entrada en el centro por medio de aparcamientos disuasorios. La vista apena. Seria mejor no ver nunca esos huecos vacíos de vida, aunque la vida se vista de automóvil aparcado, pero vida.