Ayer, al fin, se presentó el libro de Javier Fraiz cuya presentación se suspendió en dos ocasiones distintas por culpa de la pandemia. La pandemia no se ha ido pero como si lo hiciera pues no hay siquiera ya datos diarios, y las restricciones máximas se levantaron lo que hace un efecto contagioso de que no hay peligro y a volver a hacer cosas. Que Dios nos coja confesados, porque no sabemos como irá la cosa, pero también es verdad que con la guerra ahora de Rusia y Ucrania, los males que temíamos se minimizan ante la visión de los que se están produciendo en todo un país como es el caso.
La presentación fue un diálogo de Javier Fraiz, el autor, con Xosé Miguélez, el prologuista, sobre jazz y crónica periodística, y actuación musical incluida, con dos temas tocados por Miguélez que nos puso una nota excepcional en las orejas que se deleitaron por momentos.
Enhorabuena al autor, y enhoramala a todos esos amigos que se dicen próximos pero que no acudieron a acompañar al autor porque es una lástima comprobar que solo les importa lo que les toca positivamente a su ego, no al del protagonista, que más bien no lo tiene. ¡Ah!, y no señalo a nadie, se señalan ellos mismos, fantasmas.